Borges: el hombre, el escritor, el genio

El pasado 24 de agosto se conmemoraronn 112 años del nacimiento de Jorge Luis Borges, escritor argentino, un hombre que hoy sigue trascendiendo toda barrera geográfica, temporal, política e ideológica y es recordado por sus grandes obras.

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Intentar escribir un artículo sobre Jorge Luis Borges representa un gran desafío y es que al pronunciar "Borges" se cruzan en la mente un sinfín de calificativos con los cuales se podrían describir al gran escritor argentino, para quien suscribe el mejor sería: genio.


Sus primeros años.

Jorge Luis Borges nació el 24 de agosto de 1899, con solo ocho meses de gestación, en una pequeña casa porteña, clásica, con patio y aljibe (elementos que se repetirían una y otra vez en sus obras, empezando por el poemario Fervor de Buenos Aires, su primer obra publicada).

Su casa natal estaba ubicada en el número 840 de la Calle Tucumán, aunque su infancia transcurrió algunas calles más al norte, en el 2135 de la Calle Serrano del barrio Palermo.  La relación de Borges con la literatura comenzó a muy temprana edad, siendo que a los cuatro años ya sabía leer y escribir. Debido a que en su casa se hablaba tanto español como inglés, Borges creció como bilingüe.


Siendo un literato puro pero, paradójicamente, preferido por los semióticos, matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos, Borges ofrece —a través de la perfección de su lenguaje, de sus conocimientos, del universalismo de sus ideas, de la originalidad de sus ficciones y de la belleza de su poesía— una obra que hace honor a la lengua española y la mente universal.

Ciego a los 55 años, personaje polémico, con posturas políticas que le impidieron ganar el Premio Nobel de Literatura al que fue candidato durante casi treinta años (según varios libros escritos sobre el literato, entre ellos Why Borges?, el haber aceptado un premio del gobierno militar de Augusto Pinochet lo condenó a recibir la precea máxima de la literatura mundial), Borges siempre soñó con que la posteridad le perdonara sus errores y le concediera la gloria de que se lo recordase por sus mejores textos, un sueño que ampliamente se le ha cumplido.

 

Borges, hombre de extrema humildad, reacio a los halagos, siempre se mostró como un hombre al que le gustaba aprender; un hombre de una doble personalidad, cual Jekyll y Hyde, imagen viva del dualismo humano que tanto admiraba y que lo empujó a zambullirse en las influencias de grandes como Stevenson, Poe y otros, como se describe en Borges y Yo

 

 

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