Café oscurece la despedida

Como sistemáticamente viene sucediendo en los últimos procesos selectivos, Paraguay cayó ante Colombia, esta vez por 2-0 (4-0 y 1-0 para Corea/Japón 2002 y Alemania 2006, respectivamente), estando ya clasificado en todos los casos.

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Anoche, la Albirroja dejó pasar la ocasión de finalizar en primer lugar las Eliminatorias Sudamericanas, tomando en cuenta el empate de Brasil. Pero ante el revés y el triunfo de Chile ante Ecuador, no solo no se dio ese paso, sino se retrocedió al tercer casillero. Argentina es el cuatro clasificado al ganar el clásico rioplatense, por lo que Uruguay va al repechaje ante el 4º de Concacaf, Costa Rica, los días 14 y 18 de noviembre.Se repitió la historia y Paraguay volvió a caer ante Colombia en una final de eliminatoria, con lo que no solo no llegamos al histórico primer lugar, que no por no premiar de manera diferenciada deja de tener el agradable sabor de ser el mejor, sino que pasamos a la tercera ubicación, que altera  un poco esa brillante campaña que hizo nuestro equipo en los dos años de esta competencia.

Perdimos y la fiesta preparada no fue tal, sino que hubo un desencanto generalizado, un fastidio que se sintió en el ambiente. Mucha gente fue al Defensores, aun ante las circunstancias diferentes, especiales (entiéndase clasificación anticipada y mal tiempo). El público se fue al festejo, acompañó a este equipo que tantas satisfacciones nos dio últimamente, pero el tropezón deja ese momento amargo porque un resultado así es impropio para una circunstancia preparada para la celebración.

No cambia absolutamente nada en lo que será la ubicación paraguaya en los bolilleros el próximo 4 de diciembre en el sorteo que se hará en Ciudad del Cabo. Pero a quién no le hubiera gustado vivir ese momento inédito, sentir esa satisfacción de estar ahí, por encima de todos, observando las tablas en todos los medios mundiales con Paraguay en la cima.

 No es la primera vez, esta historia no es nueva y , con seguridad, se repite diariamente en innumerables sitios de nuestro país, pues somos propicios al conformismo, a esa actitud de darnos por satisfechos antes de tiempo.

Más allá de toda esta situación presentada, queda la confianza en este equipo comandado por Martino que sabemos quiere y puede y estamos seguros que irá por metas inalcanzadas por nuestro fútbol.

¿El partido? Bueno el comienzo, con  buen ritmo, con Cabañas perdonando en el mismo arranque, y en la  complementaria un tiro de cabeza al travesaño de parte de Osvaldito fueron las jugadas más resaltantes. El rival sacó provecho de una mala cobertura defensiva y después de la desesperación del equipo en su desorganizada búsqueda de la igualdad.

Así se selló una derrota que no duele, sino que molesta, que incomoda, que fastidia. Que echa por tierra la posibilidad de hacer realidad un sueño para el que nos dormimos muy temprano. Ojalá sirva, ojalá sustente una reacción que no dé lugar a circunstancias parecidas en el futuro.

 Este equipo puede hacer historia, pero la primera ocasión la dejamos pasar anoche. Confiamos en que aprendimos la lección y no dejaremos pasar la segunda.
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