En el Día de la Mujer Paraguaya

El primer acontecimiento importante del calendario escolar es el Día de la Mujer Paraguaya, que se celebra cada 24 de febrero, en recordación de la asamblea realizada por las heroicas residentas en fecha 24 de febrero de 1867, donde decidieron ofrendar sus joyas más preciadas para colaborar con la defensa de la patria, en ocasión de la guerra de la Triple Alianza.

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Constituye un acto de estricta justicia recordar y testimoniar nuestro reconocimiento a todas las mujeres paraguayas, por sus múltiples y trascendentes aportes a la patria paraguaya, desde sus albores hasta nuestros días, y que tienen en Las Residentas su representación más emblemática, pues resumen varios de los atributos más significativos de la mujer paraguaya: amor sin fronteras, valentía y coraje a toda prueba, gran capacidad intelectual, además de un espíritu de entrega y sacrificio extremos!!

Al analizar el devenir de nuestra historia como nación, se vuelve imperioso reconocer y resaltar el aporte vital de la mujer, que se hace evidente en todas las épocas y circunstancias; desde las hacendosas, pulcras, prolíficas y valientes aborígenes guaraníes, quienes legaron el matriarcado como institución de gran contenido y significación en la educación de los hijos y la vida de hogar, cuya influencia percibimos hasta hoy en muchos de los hogares paraguayos.

En el nacimiento del Paraguay como nación independiente, recordamos a doña Juan María de Lara, que inspirara los colores de nuestra enseña nacional. Y en el largo proceso de consolidación de la nación paraguaya, cómo olvidar los aportes de notables mujeres como las educadoras María Felicidad González, Asunción Escalada, Celsa y Adela Speratti; insignes profesionales como la abogada Serafina Dávalos, valientes dirigentes sociales como doña Carmen de Lara Castro, artistas de renombre como Máxima Lugo, Olga Blinder y Berta Rojas, destacadas intelectuales como Milda Rivarola y Graziella Corvalán, entre tantas otras.

Este rápido recorrido por nuestra historia, y la subsecuente reseña -aunque parcial e imperfecta-, nos permite rescatar algunos valores sustantivos que siempre han promovido y defendido las mujeres paraguayas, como la integridad y coherencia, tolerancia y solidaridad, humildad y laboriosidad, respeto sin cobardía. Son virtudes muy necesarias de rescatar ante la actual crisis de valores de la sociedad actual, y, muy especialmente, de muchas mujeres que pueden caer seducidas ante las múltiples tentaciones y frivolidades de la sociedad consumista actual, que exalta el tener antes que el ser.

Y así como antes, hoy no podemos ignorar a las sufridas mujeres del campo. Ellas comparten todas las carencias, postergaciones y trabajos con sus compañeros agricultores. Y antes que todo, recordemos con veneración a la mujer más ilustre de todas las mujeres: a nuestras propias madres, a quienes no sólo debemos la vida, sino además, gran parte de nuestra formación y educación, y la riqueza de nuestra personalidad. Rescatamos, pues, valiosos aportes de la mujer paraguaya, ya sea como profesional, artista, educadora, productora, madre y compañera, con actitud de mediadora para conciliar todas las diferencias.

Queridos estudiantes, maestros y padres de familia, varones y mujeres, hagamos el esfuerzo por dignificar a todas las mujeres paraguayas, no sólo en su día sino en todo momento. Evitemos y denunciemos los abusos y postergaciones que sufren, y expresemos en forma cotidiana nuestro respeto y gratitud. A todas las mujeres paraguayas, en su día, nuestro respeto y gratitud.
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