Juan Manuel Battaglia, clase trabajadora del barrio Obrero

Juan Manuel Battaglia, ídolo si los hay de equipos como Cerro Porteño y el América de Cali, tiene el desafío de coronarse campeón del fútbol paraguayo con Nacional, equipo que lo vio nacer como futbolista en 1977.

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Para poder abordar y explicar lo que representa Juan Manuel Battaglia para la imagen del fútbol paraguayo, uno solamente podría remitirse a su trayectoria y en una interminable colección de elogios hacia su persona, tanto dentro del gramado como fuera de él.

Battaglia, para definirlo en una sola palabra, fue un exquisito del fútbol, un atleta que fue ídolo en los tres clubes que militó durante toda su carrera, acumulando ocho campeonatos de liga y tres subcampeonatos de la Copa Libertadores. "Un delantero acucioso y con gol", como lo define el diario El País de Colombia.

El delantero arrancó su carrera en el mismo equipo que hoy le toca dirigir, Nacional de barrio Obrero. El equipo tricolor le dio la oportunidad de debutar en Primera División en 1977, donde Battaglia "la rompió", lo cual lo llevó a otro equipo, pero no muy lejos.

El punta cruzó la calle y fichó por Cerro Porteño, donde jugó dos temporadas y ganó su primer título como futbolista.

Su gran talento lo llevó al fútbol colombiano, primeramente al América de Cali, donde fue ídolo indiscutido y venerado hasta hoy en día por la afición del cuadro "rojo". Battaglia descolló en el cuadro "diablo" en las diez temporadas que disputó (1979-1989) y ganó seis títulos, cinco de ellos de manera consecutiva con el América, dejando una huella imborrable para cualquier hincha que lo haya visto.

Uno de sus rivales en aquellos años, Alfredo Mendoza –quien lo enfrentó jugando para el Independiente Medellín– lo describió como "un exquisito goleador, extraordinario".

Juan Manuel, si bien saboreó la gloria con el equipo cafetero, no lo hizo solo, pues otros dos paraguayos, Roberto Cabañas y Gerardo González, también disfrutaron de buenos años en el equipo caleño.

En el epílogo de su carrera, Battaglia jugó por el Deportivo Pereira y luego volvió a nuestro país, donde cerró su exitosa vida futbolística en Cerro Porteño, donde volvió a coronarse campeón (1990) bajo la dirección del uruguayo Sergio Markarián.­

Como amante del fútbol, Battaglia no se despegó del gramado y se dedicó a entrenar las divisiones inferiores de Cerro Porteño, luego las de Nacional. Más tarde sería ayudante de campo de Carlos Báez en el equipo azulgrana y de una infinita cantidad de técnicos en Nacional, cuya dirigencia finalmente confió en él y le dio la dirección técnica en la temporada 2011, luego de muchos interinatos.

En la foja de Battaglia hubo hechos anecdóticos que lo marcaron a fuego, como su llegada al América de Cali. "Tenía 20 años y mi viejo le dijo a mi madre que me acompañara", declaró el punta a la prensa colombiana, agregando que los primeros seis meses en el cuadro cafetero fueron de terror.

"Me lesioné y duré seis meses sin jugar. El DT Gabriel Ochoa me envió al banco y tras un año de mucho sacrificio ganamos el título. Desde allí despegué y tuve la oportunidad de hacer muchos goles y sentirme feliz", recordó Battaglia en una entrevista con el rotativo El País, de Cali.

Otro hecho que lamenta Battaglia fue haber llegado a tres finales de la Copa Libertadores (1985, 1986, 1987) y no haberlas ganado, algo que jamás olvidará. Sobre el punto había destacado: "Ese fue otro asunto. Solo puedo decir que fue la voluntad de Dios. Él no nos quiso dar los títulos a pesar de tenerlo todo: equipo, hinchada y goles".

 

Battaglia, quien siempre fue reconocido por el buen remate de media distancia, aseveró en su momento que todo se basó en el entrenamiento constante, tras cada práctica y muchas veces a solas.

"Se perfeccionó en la práctica. Cuando llegué, en la sede de Águila Roja había un muro de concreto, con arco portátil. Y allí entrenaba muchas horas, después de cada práctica. No había secretos, solo practicaba. Ese es el fútbol de hoy", indicó.

El "profe" este año cumplirá 54 años y tiene la posibilidad de consagrarse campeón como DT de Nacional, lo cual podría ser una gran recompensa para los años de trabajo en La Academia. Pero, como el mismo reconoce, el camino es difícil.

"Seguimos dependiendo de nosotros y los rivales que tenemos ambos clubes son peligrosos y a ninguno le va a resultar fácil ganar los tres partidos que quedan", había declarado el entrenador.

Battaglia, sin dudas, será recordado por una excelente pegada, técnica trabajada y pulida en base a muchas repeticiones. Como entrenador aún le quedan años, pero su argumento sigue siendo el mismo: mucho trabajo, por lo cual, uno puede suponer que tarde o temprano alcanzará la gloria.

 

 

Gol de tiro libre en la final de la Copa Libertadores 1987 y pase a Roberto Cabañas

 

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