/arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/QLT6ZT4F2JBZROMFP5Y3CHGY5U.jpg)
Cargando...
Las hazañas de José Luis Chilavert son muchas, pero sin dudas una de las que nunca se olvidará es la protagonizada aquel 1 de setiembre de 1996, en el Monumental de Núñez, cuando se enfrentaron las selecciones de Paraguay y Argentina por las Eliminatorias rumbo a la Copa del Mundo de Francia 1998.
Como era característico en él, “Chila” provocó en la previa a la selección rival y especialmente a Germán Burgos, a quien ya tenía de hijo luego de emborcarle un histórico gol de más de 60 metros jugando por Vélez Sarsfield ante River Plate. El portero paraguayo desafió al “Mono”, le aseguró que le anotaría un gol y una vez más volvió a cumplir su amenaza en el campo de juego.
El temor albiceleste era cometer una falta penal o una infracción en las cercanías del área de Burgos, que significaría un “mano a mano” entre los dos arqueros. Por temperamento y liderazgo, se sabía que el guaraní iba a terminar triunfando siempre.
Ese partido comenzó mal para Paraguay con un gol de Gabriel Osmar Batistuta con complicidad de José Luis Chilavert, quien en ningún momento se achicó, al contrario, sabía que podía tener su revancha en ese mismo partido para reivindicarse.
Y el fútbol no le negó esa posibilidad al portero guaraní. A los 41 minutos, el árbitro brasileño de ese partido, Antonio Pereira Da Silva, cobró una falta en las afueras del área grande, bastante lejos a priori. Los 70.000 espectadores albicelestes entraron en pánico y el silencio se apoderó del mítico estadio de River Plate. Tras pitarse la infracción, el gran “Chila” abandonó su portería, corrió unos 70 metros para apoderarse del balón. Algunos compañeros le decían que era muy lejos y arriesgado, pero él no quería saber nada y estaba seguro de lo que hacía.
Paralelamente a la corrida del arquero paraguayo hacia la zona de tiro libre, una maratón de reporteros gráficos acompañaban por los dos costados de la pista de atletismo, pues cada uno de ellos quería el mejor ángulo de una crónica y un desenlace anunciado.
Chilavert colocó el balón, calculó hasta los mínimos detalles y volvió a hacer de las suyas en territorio enemigo y con 70.000 personas abucheándolo. Con esa zurda inigualable sacó un remate más colocado que fuerte y con algo de complicidad de Burgos, quien fue consumido por el nerviosismo y la personalidad del guaraní, la pelota se fue adentro.
Ese partido terminó 1-1 y José Luis Félix Chilavert volvió a ganarle un duelo al “Mono” Burgos.