Batalla brasileña y asedio de Nacional en Río

Alentados por el 1-0 de la ida, se espera que más de 40.000 hinchas llenen el estadio Olímpico de Rio para ver de nuevo al Botafogo encarar el último tramo de la Libertadores, Copa soñada por los hinchas de este club centenario que nunca alcanzó una final.

Pero de la mano del joven Jair Ventura, el ’Glorioso’ ha vuelto a permitirse soñar en grande y ha puesto el alma en esta edición que comenzó disputando las eliminatorias previas y le tiene ahora a un paso de los cuartos, por primera vez en más de cuatro décadas.

Por su parte, el ’Bolso’ tendrá que emplearse a fondo para romper el cuento de hadas del Botafogo, pero cuenta con las piernas más ligeras que los sobrecargados brasileños y el crédito de quienes ya fueron cuartofinalistas el año pasado tras eliminar al todopoderoso Corinthians.

“Sabemos que no tenemos margen de error, que hay que buscar la victoria y que somos el único equipo del fútbol de Uruguay que sigue en carrera. La verdad: nuestro sueño es salir campeones de América”, aseguró Jorge Fucile al suplemento Ovación antes de viajar a Rio.

Ya por la noche, el Santos y el Atlético Paranaense decidirán cuál es el último equipo brasileño que entra en los cuartos de final. Con ocho clubes al inicio de la competición y seis vivos hasta octavos, pase lo que pase esta semana, el país del ’futebol’ tiene al menos un hueco asegurado en cuartos, cuyo nombre saldrá de Vila Belmiro.

Lanzados por un gran momento de forma, el duelo parte de cara para los dueños de casa, después de su victoria de la ida 3-2 en Curitiba. Terceros de la liga brasileña, donde llevan nueve partidos sin perder -el último el domingo, con el empate frente al Avaí (0-0)-, en el Santos nadie esconde que es una obsesión llegar lejos en la Libertadores, competición que no han vuelto a saborear desde la conquista de 2011 con un tal Neymar a la cabeza.

Pero el Atlético Paranaense no ha perdido el tiempo. Hundido en una crisis que le llevó a rozar incluso los puestos de descenso, el ’Furacao’ despertó y aprovechó el mes para reconstruirse tras la destitución de Eduardo Baptista, apenas cinco días después de la derrota frente al Santos.

Ya con Fabiano Soares a los mandos, los de Curitiba vencieron los últimos tres partidos de liga sin encajar goles -incluyendo el 1-0 del domingo ante el Palmeiras- para escalar hasta la octava posición, mientras sueñan con redimirse el jueves en la Libertadores.