Cumple 25 años y no se consolida

La Copa Confederaciones cumple 25 años pero sigue sin consolidarse como uno de los grandes torneos a nivel de países. Este certamen se juega previo a cada mundial desde 1997 y reúne a los campeones de cada continente, el campeón mundial y el anfitrión.

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El torneo nació en 1992 para aumentar la popularidad del fútbol en mercados emergentes, pero la FIFA lo ha convertido en las últimas ediciones en una especie de ensayo general para conocer la capacidad organizativa de los países que son sede del Mundial un año después. Las dos primeras ediciones se disputaron en Arabia Saudita con el nombre de Copa Rey Fahd.

Argentina, liderada entonces por estrellas como Gabriel Batistuta, Fernando Redondo, Claudio Caniggia y Diego Simeone, se llevó el primer título en 1992 tras derrotar en la final a la anfitriona (3-1), en un torneo en el que solo participaron cuatro equipos (incluyendo Estados Unidos y Costa de Marfil). Tres años después se añadieron los campeones de Asia y Europa y fue precisamente Dinamarca, liderada por los hermanos Michael y Bryan Laudrup, la que ganó la copa venciendo en la final por 2-0 a la Argentina de Ariel Ortega, Javier Zanetti y Roberto Ayala. En aquella edición también destacaron otros astros como el nigeriano Jay Jay Okocha y el mexicano Cuauhtémoc Blanco.

En 1997 el torneo ya adoptó su denominación actual y el formato actual de 8 equipos, aunque lo que no cambió fue la sede, que se mantuvo en Arabia Saudita. Brasil barrió con un 6-0 a Australia en la final, gracias a una constelación de estrellas como Romario, Ronaldo, Rivaldo, Bebeto y Roberto Carlos, entre otros. No obstante, uno de los objetivos de la FIFA al crear este torneo se consiguió, ya que una selección entonces modesta como Australia alcanzó la final de un gran torneo continental.

Dos años más tarde, la Copa Confederaciones se mudó por primera vez de continente y México aprovechó la localía para festejar ante la Verdeamerelha, que lanzó al ruedo a su nueva perla: Ronaldinho, máxima estrella (Bota y Balón de Oro) del torneo conquistado por un Tri liderado por Rafael Márquez, Pavel Pardo, Francisco Palencia y Blanco, autor del gol decisivo en un vibrante 4-3 de la final.

A partir de la quinta edición, disputada en Corea del Sur y Japón en 2001, la Copa Confederaciones se convirtió en banco de pruebas organizativo de las ediciones de la Copa del Mundo, a disputarse un año después en la misma sede. En Asia, Francia mantuvo el fuego sagrado que le dio su primera Copa del Mundo en 1998 y con esa misma base, integrada por Robert Pires (Balón y Bota de Oro que hizo olvidar al ausente Zinedine Zidane), Marcel Desailly, Nicolas Anelka y Patrick Vieira, se impuso por 1-0 en la final a Japón.

En Francia 2003, los galos volvieron a repetir festejo con un Thierry Henry imparable (Bota y Balón de Oro) acompañado por la vieja guardia: Pires, Lilian Thuram, Desailly, entre otros. Ni Camerún -cayó 1-0 en la final- con Samuel Eto’o, Rigobert Song y Geremi; ni Brasil con Ronaldinho y Adriano, pudieron evitar el triunfo galo.

En Alemania 2005, termómetro para el Mundial 2006, los sudamericanos se apoderaron de la fiesta. Brasil y Argentina llevaron el superclásico continental a la final. Adriano (Bota y Balón de Oro), Ronaldinho, Kaká y Robinho, los cuatro fantásticos del técnico Carlos Alberto Parreira, impusieron su magia con un 4-1 frente al once albiceleste liderado por Juan Román Riquelme, Esteban Cambiasso, Gabriel Heinze y Carlos Tevez, entre otros.

Como aperitivo del primer mundial en suelo africano, Sudáfrica vivió la fiesta de las Confederaciones en 2009. Brasil, con Luis Fabiano rompiendo redes y Kaká elegido como el mejor jugador del certamen, se llevó los máximos honores al vencer 3-2 a un sorprendente Estados Unidos, liderado por Landon Donovan, Clint Dempsey y Jozy Altidore.

Seguramente, por nivel competitivo, la edición de Brasil 2013 fue la más importante hasta la fecha, ya que participaron por primera vez cuatro campeones del mundo: Brasil, España, Italia y Uruguay. Los anfitriones, dirigidos por Liuz Felipe Scolari, soñaban con un tercer título consecutivo y el cuarto en su palmarés y hacerlo ante España, entonces un equipo que parecía imbatible con un Mundial y dos Eurocopas.

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