Despiden al “Chucho”

QUITO. Una multitud afligida despedía este viernes al delantero internacional ecuatoriano Christian Benítez, quien murió el lunes a causa de una letal falla coronaria según confirmó una nueva autopsia realizada a su llegada a Quito desde Catar.

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“Tenía un problema en su arteria coronaria, estaba destinado a morir, y (la falla) sólo se podía detectar después de muerto, con la autopsia”, declaró a la prensa Luis Chiriboga, presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF).

El atacante de la selección ecuatoriana, de 27 años, falleció tras su debut con el club catarí Al Jaish el domingo.

Benítez, campeón con el América de México y máximo artillero de la liga mexicana en la pasada temporada, se quejó de fuertes dolores abdominales y fue trasladado a un hospital donde falleció.

La familia sospechaba que el jugador no había recibido atención médica oportuna, pese a que el club catarí informó que su deceso se produjo a causa de una insuficiencia cardíaca.

A su llegada la madrugada de este viernes, el cuerpo fue sometido a una nueva autopsia por exigencia de la familia. El resultado reveló que Benítez sufría un problema coronario que lo tenía “destinado a morir” en un “día más, dos días más, un mes más”, afirmó Chiriboga.

El avión con los restos del jugador aterrizó procedente de Doha poco antes de las 02:00 (07:00 GMT, 03:00 hora paraguaya) en el aeropuerto de Tababela, a 20 km. de la capital.

Carros de bomberos lanzaron chorros de agua sobre la aeronave en señal de bienvenida, mientras fuera de la pista las personas, desafiando las bajas temperaturas, se agolparon para seguir de cerca el descenso del ataúd.

“¡‘Chucho’ siempre estarás en nuestros corazones!”, gritaban aficionados arropados con banderas de El Nacional, el club quiteño en el que el goleador de la selección inició su carrera en 2004.

El féretro con la bandera de Ecuador fue trasladado en un carro fúnebre y escoltado por decenas de vehículos y policías motorizados.

“Ha sido un dolor muy grande para nosotros que conocimos la humildad de Christian, la sencillez”, dijo Brenda Benítez, tía del delantero, entre sollozos.

Tras una larga espera, el ataúd ingresó al coliseo Rumiñahui en hombros de Ermen Benítez, padre del jugador; su suegro, el exseleccionado Cléver Chalá y del atacante Carlos Tenorio, quien actúa en el brasileño Vasco da Gama.

Miles de personas con fotografías del “Chucho” o llevando ramos de flores ingresaron en procesión al sitio donde fue instalada la capilla ardiente. El entierro está previsto para el sábado.

“Queda un gran vacío, pero los muchachos tienen que meterle garra y darle al ‘Chucho’ la clasificación” a la Copa Mundo Brasil 2014, dijo a la AFP Jhonny Rosero, de 46 años, quien viajó desde Guayaquil para despedirse de su ídolo.

El silencio de la procesión era interrumpido por el llanto esporádico de familiares y seguidores, muchos de ellos vestidos con la camiseta de la selección.

El volante Antonio Valencia, del Manchester United y cercano amigo de Benítez, con quien inició su carrera en El Nacional, lucía desconsolado frente al féretro que dejaba ver el rostro del “Chucho”.

Benítez jugó 58 veces con la selección ecuatoriana, marcó 24 goles y era una de las cartas del equipo para lograr un cupo al Mundial Brasil-2014.

En la ronda eliminatoria, que concede cuatro cupos directos para la Copa del Mundo, Ecuador marcha tercero detrás de Argentina y Colombia.

El delantero de 1.70 m. de estatura conocido por su disciplina, alegría y talento, era considerado uno de los mayores ídolos del fútbol ecuatoriano de la última década

La FEF decidió archivar la camiseta número 11 de la selección en memoria del goleador, quien jugó con ese número durante gran parte de su carrera.

La esposa del jugador Liseth Chalá, que viajó con el féretro desde Catar, fue recibida por familiares, jugadores y autoridades.

Desde temprano había llegado al aeropuerto el canciller, Ricardo Patiño, y se espera la asistencia al velorio del presidente Rafael Correa.

Unos 1.300 policías forman parte del operativo de seguridad dispuesto para las exequias del atacante.

“Me da mucha pena, él tenía todo un futuro por delante...Nunca dejó su humildad aunque tuvo mucha fama”, comentó Marco Ureña, un joven de 15 años que viajó varias horas desde la Amazonía junto a tres amigos para mirar por unos segundos a Benítez.

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