La épica remontada del 73

En la Libertadores de 1973, Cerro Porteño logró una fabulosa remontada frente al equipo brasileño de Botafogo. El Ciclón perdía 2-0, y cerca del final del partido anotó tres goles en igual cantidad de minutos para dar vuelta el resultado.

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El Ciclón accedió a la fase semifinal de aquella edición, cuando se jugaban a dos zonas de tres equipos y los ganadores disputaban la final.

En la etapa de grupos los cerristas arrasaron con los conjuntos peruanos de Sporting Cristal y Universitario y el local Olimpia y en la etapa previa a la final le esperaba Colo Colo de Chile y Botafogo de Brasil. Unos días antes del partido contra los verdeamarillos, Cerro despachó al “Cacique” chileno, con un contundente, 5-1.

Sin embargo el juego frente a los “rapái” no se esperaba con tanta expectativa debido a la ausencia de Saturnio Arrúa, el cerebral N° 10 de entonces que se encontraba lesionado en el tobillo derecho y descartado. El descreimiento de las chances en un triunfo azulgrana aumentó por los quilates del rival.

Pues en la delegación venían muchos jugadores integrantes del seleccionado brasileño, que tres años antes había ganado el Mundial de México 70. Eran históricos jugadores como Jairzinho, Wendel, Osmar, Nei, Dirceu y Roberto.

Para colmo comandados por el técnico Mario “Lobo” Zagalo, el mismo que guió a la nave cebedense en el torneo Azteca. El poderío de los brasileños fue confirmado ya en el primer tiempo del compromiso, cuando tras un juego de toque fenomenal se fueron al descanso con el 2-0 a favor.

En la complementaria hasta los 35 minutos no pasó nada y el público decepcionado empezó  a retirarse. Sin embargo en los siguientes tres minutos ocurrió la hazaña y el Ciclón arrasó con su rival. Los goleadores fueron Juvencio Osorio, que disparó dentro del área tras una pelota bajada de cabeza por el centrodelantero Crispín Maciel.

El empate lo marcó César Ortiz Aquino, de un bombazo que se metió en el ángulo del arquero Wendell y el tercero al principio nadie lo festejo. ¿Que había ocurrido?, el violento remate del ya desaparecido Adalberto Escobar se introdujo por debajo de los piolines del arco rival.

Y fue tan rápida la jugada que en las graderías solo se dieron cuenta del tanto, cuando vieron correr al autor del gol seguido por sus compañeros y ahí si el estadio empezó a festejar.

Claro, en aquel entonces no existía la tecnología del presente, ni siquiera el partido fue televisado. Así el Ciclón de barrio Obrero consiguió uno de los triunfos más épicos en la Copa Libertadores, luego de estar abajo 2-0 hasta 10 minutos antes del final, para darlo vuelta y convertirlo en 3-2.

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