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Tarde de domingo, tarde de clásico. Sin embargo, en los recovecos del barrio Sajonia no se sentía el ambiente electrizante que suele acompañar a los días de la máxima fiesta del fútbol paraguayo.
Los magros resultados conseguidos por Olimpia a nivel local en las últimas semanas y la dolorosa eliminación de Cerro Porteño de la Copa Sudamericana a mitad de semana, representaron un duro golpe para ambas aficiones y eso quedó evidenciado en el número de espectadores que llegó al Defensores del Chaco.
El Ciclón quería lavarse la cara de lo ocurrido ante Boca Juniors y para ello salió a buscar con insistencia ni bien se puso en marcha el encuentro. Los azulgranas tenían el balón pero se les hacía muy difícil conseguir la profundidad necesaria para dar algún susto a su rival que demostraba falencias en la zona defensiva, principalmente porque sus dos centrales se veían superados por la velocidad de los delanteros cerristas.
Con poco, Olimpia consiguió hacer mucho pues la primera opción clara llegó en el minuto 22 cuando un pase profundo dejó solo frente a Diego Barreto a un Carlos Javier Acuña que terminó definiendo apurado y mal, desaprovechando una posibilidad que podría haber sido clave. Utilizando la misma herramienta, el Decano tuvo algunas chances más que tampoco concretó.
En la agonía del primer tiempo, un centro largo encontró a José Ortigoza bien ubicado detrás de la defensa olimpista. El delantero azulgrana definió de gran manera ante la mirada de Víctor Centurión que podría haber salido a cortar.
El grito de gol cerrista llegó acompañado del pitazo con el que se daba fin a la primera mitad.
En la complementaria, Cerro salió al campo de juego imprimiendo aún más verticalidad que en la primera mitad y antes de que se llegara al primer minuto ya daba un gran susto a la zona defensiva franjeada. Una jugada muy bien armada terminó en un remate de Óscar Romero que se estrelló contra el palo derecho de Víctor Centurión.
Después de eso, las posibilidades fueron muy aisladas y surgían cada cierto tiempo. La victoria azulgrana parecía ir camino a concretarse, lo que le valdría para hacerse con el liderato del campeonato al menos de manera temporal.
Sin embargo, llegaría el minuto 65 cuando de una manera bastante parecida a la que desperdició Acuña en el primer tiempo, un balón largo llegó a los pies de Cristhian Ovelar que definió de manera exquisita ante la salida de Diego Barreto, colocando el esférico en un ángulo.
La alegría franjeada se desató en las gradas del Defensores.
Ambos tuvieron algunas chances más para quedarse con los tres puntos, pero la falta de tino de los hombres de ofensiva y los buenos trabajos defensivos evitaron que el grito sagrado se volviera a liberar.
Así, los 90 minutos llegaron a su final y ambos cuadros debieron conformarse con un descolorido empate que no le sirve para mucho a ninguno de los dos.