Wawrinka se luce y conquista Roland Garros

PARÍS. El suizo Stan Wawrinka, octavo cabeza de serie, dio la gran sorpresa este domingo al ganar la final de Roland Garros al derrotar al primer favorito, el serbio Novak Djokovic, que de esta forma sigue sin completar su colección de Grand Slam.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/YNJ2SA663ZBTPED7UPJ3Y3IFPE.jpg

Cargando...

Wawrinka, que logra así su segundo Grand Slam tras haber ganado el Abierto de Australia 2014, venció en cuatro mangas, por 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4, en un partido que duró 3 horas y 12 minutos. El suizo de 30 años sucede en el palmarés al español Rafael Nadal, ganador de las últimas cinco ediciones y nueve de las 10 últimas.

Djokovic, que había eliminado en los cuartos de final al propio Nadal y a Andy Murray (N.3) en semifinales, pierde así su tercera final de Roland Garros, tras haber caído en 2012 y 2014. El serbio, favorito en todas las apuestas, sucumbió a la presión de lograr el último grande que falta en su palmarés.

Comenzó con solidez, apuntándose la primera manga, pero no fue capaz de mantener el nivel ante un Wawrinka que se creció hasta alcanzar la excelencia, con 60 golpes ganadores por los 30 que logró Djokovic.

Tras seis juegos de gran calidad e igualdad, una desconexión de Wawrinka llevó al número uno a firmar un juego en blanco, cediendo el servicio con su primera doble falta del partido. Djokovic, sereno a estas alturas del envite, no falló y aprovechó el break para convertirlo en la primera manga. Wawrinka había saltado a la final dispuesto a morir matando, fiándolo todo a la potencia de sus golpes pero enfrente tenía a un Djokovic convertido en una roca defensiva, capaz de sobrevivir a los latigazos de su rival.

El suizo se dio cuenta de que tenía que variar la receta. Empezó a combinar la potencia, siendo capaz de encadenar series de golpes a la línea, con la sutileza, con bolas sin altura que buscaban los ángulos. Empezó a disponer de bolas de break y fue a la sexta cuando consiguió dar el último paso, le rompió el saque a Djokovic para acabar ganando la segunda manga.

Hasta entonces inmutable, a Djokovic empezaban a rodearle los fantasmas. Si en semifinales aguantó hasta el final del tercer set sin ceder una opción de break, este domingo sucumbió mucho antes. Y se empezó a derrumbar.

En la tercera manga el suizo alcanzó la excelencia. Lejos de ser favorito del público francés, tras una salida de tono en la pasada final de la Copa Davis y tras apear al ídolo francés Jo-Wilfried Tsonga en semifinales, consiguió que la central se levantara para aplaudirle.

Ocurrió cuando rompió el saque por segunda vez a Djokovic para situar el 4-2. Firmó un juego en blanco, en el que mostró un catálogo de sus mejores golpes, para caminar hasta apuntarse el 2-1. Con ambos jugadores concediendo más errores tras tres horas en la pista, el cuarto set se convirtió en un tobogán. Djokovic ganó los tres primeros juegos y luego Wawrinka renació para hacerse con los tres siguientes.

Parecía que el duelo se iba al quinto set, pero entonces el mago de Lausana se sacó la última tanda de trucos para levantar Roland Garros y dejar a Djokovic sin su trofeo más querido.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...