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En ambas películas, los chicos hacen un experimento en el que detienen el corazón de uno de ellos por unos minutos. Luego, el voluntario relata su experiencia postmortem. Al principio, cada uno siente un júbilo intenso, hasta que aflora la culpa por algo hecho en el pasado. Ellos aparentan ser muy desinhibidos, pero cargan mucho peso. Mientras en el filme de Schumacher, el enfoque era psicológico en este aspecto, en este nueva película los “flatliners” empiezan a experimentar eventos paranormales.
Del elenco original, Sutherland está de vuelta como un profesor maduro que nos recuerda a su personaje anterior.
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