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Sebastián Ramírez (batería), Rodrigo Quintás (piano), Paula Rodríguez (contrabajo) y Rafael Arce (vibráfono) iniciaron con mucha energía, haciendo muy buenas versiones de “Sing, sing, sing”, de Louis Prima, y de “In a mellow tone”, de Duke Ellington, pertenecientes a la era del swing. Este cuarteto resultó en la ocasión un ensamble sólido, lo que se disfrutó desde las primeras obras.
“Ahora pasaremos a otra época después del swing, que es la del bebop”, contó Ramírez, agregando que surgió cuando grandes músicos como Charlie Parker, Thelonious Monk, y otros, se reunían en el bar El Savoy a tocar en sesiones de jam. En esta parte sonaron “Billie’s bounce”, de Parker, y “Round midnight ”, de Monk. Para esta última composición, Quintás tomó la posta en escena, quedándose solo para ejecutar el piano, lo que resultó un placer a los oídos de los espectadores, que se deleitaron con su talento y lo premiaron con extensos aplausos y vítores.
“Cuando el lenguaje del jazz se fue desarrollando un poco más empezó una corriente a la que se le dice hard bop, donde la melodía tenía todavía que ver con el bebop, pero la forma en que se acompañaba o se improvisaba era un poco más libre todavía”, explicó el baterista antes de dar paso a “Airegin” y “Oleo”, de Sonny Rollins. El contrabajo de Rodríguez se destacó en esta sección con potentes líneas, arrancando de sus cuerdas sonidos suaves como enérgicos a la vez, ejecutando con mucha clase.
“Estos últimos temas tienen que ver con uno de los últimos conciertos que dimos el año pasado, dedicado al año 1959 en que salieron cuatro discos que marcaron una gran diferencia dentro del estilo del jazz”, indicó Ramírez a la hora de llegar a la recta final de esta línea de tiempo musical con “Take five”, de Paul Desmond, y “So what”, de Miles Davis.
El público, que disfrutó expresivamente el concierto, no fue mucho, pero gozó en demasía. victoria.martinez@abc.com.py