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Un total de 22 camerinos y oficinas técnicas se construyeron en la parte posterior del gigantesco escenario. Todo, con mano de obra paraguaya.
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El camerino de LGG tenía como requisito que sea claro, en tonos blancos y color hueso. Los muebles tenían que ser de alto estándar, muy pro, según indicó Linsy Cáceres.
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Una de las cosas que más llamaron la atención sobre los pedidos de LGG fue la inclusión de stevia (el popular ka’a he’ê) en su larga lista de comida orgánica. Y mucha bebida.
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Otro de los requerimientos de la neoyorkina fue la construcción de una cocina para que su chef personal pudiera prepararle sus platos preferidos.
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Para poder estar junto a su equipo más cercano, LGG compró un Boeing 757 con capacidad para aproximadamente 200 personas. En ese aparato arribó al Silvio Pettirossi, y entre sus más cercanos colaboradores se encuentra su madre, Cynthia Bissett. Es su asistente, además.
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El afamado fotógrafo estadounidense Terry Richardson es otro integrante inseparable de la comitiva de LGG.
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Los atléticos guardaespaldas de la artista contrastan con los voluminosos abdómenes de la Policía Nacional. La mayoría son holandeses y trabajan desde hace años con LGG.