La humanidad como identidad

Sabemos que no le gusta que lo llamen cantautor, y los periodistas estamos mal acostumbrados a poner rótulos y no podemos evitarlo. Pero Jorge Drexler es alguien que merece el título con creces, por ser un artista con una personalidad definida, asumiendo nuevos desafíos.

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Jorge Drexler ofrecerá un concierto mañana y el miércoles en el Gran Teatro del Banco Central, diez años y unos meses después de su único concierto en Asunción. En aquel entonces había presentado su álbum “12 segundos de oscuridad”. Hoy trae las canciones de “Salvavidas de hielo”. Por supuesto, no faltarán sus principales éxitos y su recordada “Milonga paraguaya”, aquella canción compuesta en sus comienzos, en homenaje a Agustín Barrios.

En aquella oportunidad, nos había dicho que no le gustaba que le digan cantautor. “Me considero un cantautor si en esa categoría están dentro Bjork o David Bowie, pero si no es así, no”. Hace poco, encontramos una entrevista en internet en la que había vuelto a expresar su protesta: “Odio la palabra cantautor. Es la palabra más fea que conozco. Es como “choripán”. Está cargada de prejuicios. He hecho todos los esfuerzos del mundo por quitármela de encima y no hay manera” (entrevista a Ezequiel Zaidenwerg). 

Ya en 2007 nos decía: “A mí me interesa el ser humano como individuo y no como resumen de algo. No me interesan las generalidades. Eso es taxonomía, que no es mi campo. No estoy en el área de las definiciones. Por eso me es más fácil escribir canciones que describirlas”.

Y sí. Los periodistas hacemos taxonomía a las apuradas, tratando de sintetizarlo todo en una palabra, una frase, un rótulo.

Drexler, ante todo es un humanista, que ama la poesía como también la ciencia y la filosofía. Su disco “Eco” (2004), es tal vez el que más combina arte y ciencia. “Es cierto que no hay arte sin emoción/ Y que no hay precisión sin artesanía/ Como tampoco hay guitarras sin tecnología”, dice en “Mi guitarra y vos”. 

Realmente, cantautor es la palabra equivocada con Drexler. Es un poeta que ha encontrado en la canción una manera de expresar sus sentimientos, como lo ha hecho también con la tecnología. Rompió esquemas cuando incluyó samplers y loops en su álbum “Sea” (2001) y también lo hizo cuando desarrolló la app “n” que permite compartir la creación de canciones con cualquiera que así lo desee. Con todo esto ha logrado versos orgánicos e intensos.

Drexler cree en la historia como una red y no una vía, que es más importante amar la trama que el desenlace y que lo importante es la humanidad entera y no las nacionalidades y las fronteras. Ha insistido en esto en temas como “De amor y de casualidad” (1998), “Frontera” (1999), “Bolivia” (2014) y en “Movimiento” (2017), canción en la que se aprecia su gran amor por el saber científico y por el devenir de la humanidad. 

Un artista que siempre ha apostado al riesgo. Ha grabado nueve álbumes desde 1992, cuando compartía el ejercicio de la medicina con la canción. En 1995, dejó el hospital por el escenario, definitivamente, y se mudó a España. Luego de haber trabajado con samplers hizo un disco grabado con músicos en directo (“Amar la trama”, 2010), luego un álbum muy bailable (“Bailar en la cueva”, 2014) y el año pasado, un disco de guitarras (“Salvavidas de hielo”). Un artista en constante movimiento.

sferreira@abc.com.py

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