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Un filme de terror que roza el humor y también se introduce en la crítica social. La propuesta, en sus intenciones, es interesante pero lamentablemente no logra sobreponerse a los clichés del género. Así están los golpes de sonido y las heridas mortales que solo en estas películas no son muy efectivas del todo.
Es la historia de un joven afroamericano que un fin de semana va al campo, a conocer a los padres de su novia blanca. El muchacho está preocupado por la reacción de los padres, pero la chica le garantiza que son gente progresista y no debe temer nada. Al llegar a la casa, una mansión en el medio de un bosque, empieza a sospechar que las cosas no están bien.
Eso sí, el filme se vale de los prejuicios y las frases de doble sentido. Es también interesante el juego de miradas de los personajes, las que dicen mucho más que las palabras. Daniel Kaluuya es muy expresivo como el novio, mientras que Catherine Keener y Bradley Whitford componen una muy buena pareja como los padres de la novia. Ahora, Lil Rel Howery hace del amigo del protagonista de una manera tan caricaturesca que realmente llega a fastidiar.
sferreira@abc.com.py