El fraude científico que sacude al mundo: es el peor escándalo en la historia del Nobel

Anteayer, martes 6 de septiembre, dimitieron el cardiólogo y rector del instituto Karolinska, sede del Comité del Nobel de Medicina, Anders Hamsten, y la neurocientífica y miembro del jurado que todos los años elige al científico ganador de dicho premio Harriet Wallberg-Henriksson. Hace unos meses dimitió el genetista y secretario técnico del citado Comité Urban Lendahl; esto fue a comienzos de año, aproximadamente al mismo tiempo que el neurocientífico y Nobel de Medicina del 2000 por sus investigaciones sobre la dopamina Arvid Carlsson declaraba ante las cámaras de la televisión europea su preocupación por lo que llamó el peor escándalo en la historia de los Nobel.

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Mientras tanto, el precursor de los trasplantes con tráqueas sintéticas y hasta enero pasado cirujano estrella del Karolinska, el doctor Paolo Macchiarini, está siendo investigado por la policía. Seis de los ocho pacientes en los que practicó sus innovadoras operaciones han muerto, el séptimo tuvo la suerte de que le retiraran el implante a tiempo y el octavo sobrevive todavía en una unidad de cuidados intensivos. Pese a la existencia de acusaciones de falseamientos de datos y de insuficiencia de ensayos en contra del doctor Macchiarini desde hace años, la institución sueca decidió contratarlo en el 2010 y renovar, desde entonces, dos veces su contrato.

Se sospecha que el cirujano suizo-italiano Paolo Macchiarini (Basilea, 1958) falsificó los resultados de su investigación de las pruebas realizadas en animales. Que quizás incluso el doctor Macchiarini nunca llegó a trasplantar con éxito tráqueas artificiales en animales, a pesar de que así lo afirmó en estudios publicados en revistas científicas tan prestigiosas como The Lancet. Que tal vez el doctor Macchiarini omitió los protocolos correspondientes para utilizar su técnica como método clínico en humanos. Es decir, que hizo experimentos en humanos, presentándolos como un tratamiento clínico. Y, last but not least, que hizo todo esto con el respaldo de los principales responsables del instituto Karolinska.

Las alarmas en torno al doctor Macchiarini, hoy investigado por homicidio involuntario y hasta hoy reconocido internacionalmente como autor del primer trasplante de tráquea por ingeniería celular en la historia de la medicina, aunque esta semana llenan las primeras planas, no han empezado a sonar ahora. El doctor Macchiarini ya fue acusado en el 2014 por algunos colegas suyos del Karolinska de menospreciar los riesgos de las operaciones y de no obtener el consentimiento informado de los pacientes. Cuatro médicos suecos que participaron en el tratamiento de tres de sus pacientes compararon sus historiales médicos con un artículo del doctor Macchiarini que describía la primera operación con una tráquea sintética y encontraron discrepancias. Otros especialistas han criticado el método que utiliza el doctor Macchiarini porque la tráquea es un órgano demasiado membranoso para ser, a su juicio, sustituido por plástico. Pese a todo esto, pese a que una investigación independiente concluyó que el doctor, considerado un pionero en el campo de la medicina regenerativa, había incurrido en malas prácticas en siete artículos científicos publicados en revistas del mayor prestigio, pese a las acusaciones de un investigador de la Universidad de Lovaina, y pese a que a esas alturas seis pacientes del doctor ya estaban muertos, la cúpula directiva del Karolinska lo siguió avalando hasta enero de este año.

Solo hasta enero, porque en enero pasado la televisión estatal sueca, la SVT, conmocionó al público local, europeo y mundial al emitir el resultado de una profunda investigación que le llevó al escritor Erik Bo «Bosse» Lindquist (Estocolmo, 31 de diciembre de 1954), también conocido como cineasta y como periodista, más de un año realizar: el impactante documental Los experimentos (Experimenten, Suecia, 2016).

Al salir a la luz, con el filme de Lindquist, revelaciones enormemente comprometedoras, en primer término para Macchiarini, pero no solo para él, sino también para el Karolinska, y, con este, para la reputación de los premios Nobel, así como, lateralmente, para el crédito de las publicaciones científicas más renombradas del mundo, las instituciones académicas y de investigación y, en última instancia, para la comunidad científica en general, la presidenta de la Asociación Médica de Suecia, la doctora Heidi Stensmyren, declaró que la dirección del Instituto Karolinska debía ser investigada.

El jurado del Nobel, compuesto por cincuenta miembros, que acoge el Karolinska, deberá elegir y anunciar al ganador del premio Nobel de Medicina el próximo mes.

montserrat.alvarez@abc.com.py

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