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El encuentro finalizó 2-2, aunque el momento más emotivo sucedió una hora antes, cuando los tres jugadores que sobrevivieron al accidente aéreo levantaron la Copa Sudamericana 2016 que la tragedia no les dejó ganar en la cancha.
El arquero Jackson Follmann, que sufrió la amputación de parte de la pierna derecha tras el accidente, enarboló junto al defensor Neto y al lateral Alan Ruschel el preciado trofeo bajo un torrente de aplausos.
Todo el estadio Arena Condá estaba en pie para recordar a los que se fueron entonando “Los campeones están de vuelta” y “Vamos, vamos, Chape”, el grito de guerra de la hinchada de este club modesto pero de espíritu combativo.
Otro de los momentos de mayor intensidad se vivió con la entrada al césped de las esposas de las víctimas del accidente, homenajeadas con un pasillo de honor formado por niños.
Cada una recogió las medallas que hubieran recibido sus maridos, entre sentidas lágrimas de recuerdo y los gestos de cariño de los directivos al entregarles el premio.
Con las medallas ya en el cuello, se unieron a los supervivientes para dar una emocionante vuelta de honor al estadio.
El equipo se dirigía el 28 de noviembre a Medellín para disputar ante el Atlético Nacional el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana cuando el avión se estrelló en las montañas colombianas. De las 77 personas que iban a bordo, 71 perecieron. Los otros sobrevivientes son el periodista radial Rafael Henzel y dos tripulantes bolivianos, Ximena Suárez y Erwin Tumiri.
A pedido del club de Medellín, la Conmebol declaró campeón del torneo al Chapecoense, que este año disputará por primera vez la Copa Libertadores.
Pese a que la ciudad de Chapecó se volcó con su equipo, el estadio, con un aforo de 20.000 espectadores, no estaba lleno, probablemente a causa del elevado precio de la entrada: 80 reales (25 dólares), en un país golpeado por la crisis y el desempleo.
La mitad de la recaudación se destinará a las familias de las víctimas y la otra mitad a la reconstrucción de club, que contrató a 22 jugadores para recomponer sus filas. Para cubrir el evento fueron acreditados 241 periodistas de nueve países.
La ciudad, de unos 200.000 habitantes, se tiñó de verde, el color del equipo, que se convirtió más que nunca en el de la esperanza.
Los pedidos online de camisetas de la Chapé agotaron ya varias veces el stock y su fama trascendió las fronteras. (Fuente: AFP)