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Un gran salto. “Un paso importante es el que estoy dando. Uno desde chico sueña con jugar en un grande, y hoy se me está dando. Siempre hablaba con mis padres, mis tíos, que algún día tendría la oportunidad de competir contra los mejores”.
Cambio radical. “Fue gracias al profe Rivera (Eduardo), quien me puso a jugar de central; al principio dudé, pero después acepté”.
Gran diferencia. “Atrás se corre menos y tengo más panorama. Como era volante, tengo más visión de juego, trato bien la pelota y siempre intento salir jugando”.
Espejo mundialista. “Llegué a jugar con Denis Caniza en Luqueño. Copié varias cosas de él, como el anticipo, la viveza para no ir al cuerpo a cuerpo, sino tratar siempre de anticipar y leer la jugada. A nivel internacional, me gusta el brasileño David Luiz”.
Recorrido con el balón. “Empecé aquí en Unión Paraguaya, a los 14 años; a los 15 empecé a jugar en Primera, hasta los 18. También integré la selección aregüeña. Después, una pasantía por Independencia y de ahí a Rubio Ñu de la Liga Luqueña, para pasar a la Reserva de Luqueño”.
La Albirroja. “Una de mis metas trazadas es jugar en la selección; este año no se medio, pero vamos a apretar para que el profe (Ramón Díaz) me mire y me dé una oportunidad”.
Su profesión. “Alfarero, siempre con mi familia. Mis padres siempre fueron alfareros, hasta hoy seguimos trabajando en eso; ojalá pronto descansemos ya y pongamos algo más bueno. Ese es mi objetivo, tratar de brindarles a mis padres la tranquilidad, ponerles las comodidades necesarias y que descansen ya”.
Se sufre mucho. “Claro que sí. Como se dice, aquí hay que aguantar todo: calor, frío, lluvia; no hay descanso. Ahora, gracias a Dios, con el ingreso que tengo, estoy pudiendo ayudar más y también hago que mi familia disfrute más, cuando tenemos libre, especialmente es estas vacaciones”.
La grandeza del Sportivo. “Considero que Luqueño también es uno de los grandes, por la hinchada que tiene y lo demostró este año, llegando a la semifinal de la Copa Sudamericana. Por algún motivo no llegamos a la final; eso solo Dios sabe. Ahora le dejamos de vuelta al club en otra copa internacional, y los que van a llegar puedan lograr una mejor campaña”.
Con dedicación, se puede. “Cuando uno se traza una meta, creo que con sacrificio, con humildad y con mucha fe se llega. Soy un ejemplo: soñaba desde chiquito, hasta los 18, 19 años. No se me estaba dando, y después, de repente, mi vida cambia de un día para otro”.