El túnel del tiempo

Ocurrió el 2 de abril de 1981. Paraguay triunfó por 3-0 (goles de Osvaldo Aquino y Miguel María Michelagnoli, 2), en un partido sin grandes relieves, que sirvió de preparación de la Albirroja para las Eliminatorias para el Mundial España 1982. Lo más destacado fue la expulsión de Hugo Ricardo Talavera por aplicarle un tremendo golpe al rostro al nigeriano Thompson Usiyan, que antes había también agredido al compatriota. Fueron expulsados ambos por el árbitro Diosnel Méndez Martínez (paraguayo).

Ese estadio, con tribunas de madera, albergó en dicha ocasión a unas 5.000 personas (se declaró la venta de 3.010 entradas) y mostró a quienes no lo conocían un detalle por demás llamativo. Contaba con un túnel de unos veinte metros de longitud, que conectaba los vestuarios local, visitante y de árbitros, con el campo de juego.

Maravillosa prestación en materia de comodidad y seguridad, con la que no contaba un solo escenario de los clubes de la capital ni el propio Defensores del Chaco de la APF.

El estadio lleva hasta hoy el nombre del Padre Guido Coronel, más conocido como Pa’i Coronel, un religioso que fundó la colonia Minga Guazú en 1958, originalmente con el nombre de Colonia Presidente Stroessner, en obvia manifestación de su estrecha relación con el dictador.

Hoy, a casi 35 años de aquel célebre partido internacional, las tribunas de madera ya no existen, pero el túnel sobrevive y continúa siendo utilizado en los partidos que el club Minga Guazú disputaba hasta el año pasado en la Liga del Alto Paraná, pues a partir del 2016 pasará a formar parte de la flamante Liga de Minga Guazú, que ya se estrenó en la presente edición del Interligas de la UFI.

El túnel, los vestuarios y todos los rincones del estadio sufren las consecuencias del paso del tiempo y de la pérdida del padrinazgo de su época de esplendor. Aun así conserva su privilegiada ubicación sobre la ruta internacional, un amplio predio que comprende además un centro de eventos sociales y hasta una pista de bicicross.

Su actual presidenta, la señora Ciria Vera de Rojas, con el apoyo de su directiva y de colaboradores externos como Amado Ozuna –cuya escuela de fútbol, Aotrans, representa al club en las divisiones menores–, intenta mantener la vida deportiva y social del club, cuyo campo de fútbol cuenta incluso con una pista atlética, que bien podría ser la solución a mano para la Secretaría Nacional de Deportes para que el deporte madre logre su desarrollo en un núcleo poblacional tan importante como el del Alto Paraná.

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