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Debutó en primera división muy joven, en 1965, en el Independiente de Avellaneda, con tan solo 19 años. En el equipo “rojo” llegó a jugar junto a otras luminarias de aquel entonces como Raúl Emilio Bernao, el arquero Miguel Ángel Santoro, Ricardo Pavoni, entre otros.
En 1967, dos años después de su estreno, el empresario armenio Arthur Bogossian lo acercó a Cerro Porteño. Bastó solo una prueba para que el entrenador cerrista, el “paraguaio” Egidio Landolfi, aprobara su contratación. Cerro pagó una fortuna por su ficha.
Fue uno de los baluartes de la obtención del vicecampeonato para el Ciclón en 1968 y luego de otra soberbia actuación en la Copa Libertadores del 69, fue tentado por el fútbol español.
Nuestro compatriota Eulogio “Kokito” Martínez convertido en intermediario llevó a Santamaría rumbo al Barcelona de la misma ciudad de España. Sin embargo, cuando tenía todo para firmar por el club catalán, un problema en la documentación (no era descendiente de españoles) truncó su transferencia.
Fue titular indiscutido de la zaga derecha del inmortal equipo denominado “El Ciclón 70 arrasa”, constituido por grandes exponentes de la época como el arquero Artemio Villanueva, Justiniano Enciso, Antonio Gavilán, Valentín “Pachanga” Mendoza, Mario César Jacquet, Carlos Jara Saguier, el gran Saturnino Arrúa, Miguel Ángel Sosa, Hugo “La Aplanadora” González, Severiano “Taladro” Irala y Pedro Alcides Bareiro. Esa era la base del conjunto que ganó al galope el campeonato de 1970 para el Ciclón. Los que vieron jugar a ese equipo aseguran que fue el mejor del historial azulgrana.
Su apodo fue “Patoruzú”, por su gran despliegue físico en el carril derecho azulgrana. Fue un adelantado de su época. En tiempos en que todos los equipos utilizaban una línea de cuatro zagueros fijos, Santamaría, junto a Valentín Mendoza (por la izquierda) eran los “carrileros” del equipo azulgrana, una opción táctica muy en boga en el fútbol actual, pero que, sin embargo, ya se utilizaba casi 50 años atrás.
El viernes 18 pasado, un inesperado infarto, lo elevó al club de los extranjeros inolvidables que pasaron con singular éxito por nuestro fútbol.