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Tras el recibimiento en el aeropuerto, el Paraguay Marathon Club (PMC), su club, celebró un acto en sus oficinas al fondista ante sus seres queridos, dirigentes y otros allegados.
Con emotivos discursos Myrta Doldán, presidenta del PMC, y el propio Ayala describieron el camino que el atleta tuvo que recorrer para alcanzar el sueño olímpico.
Ayala recuerda los numerosos días alejado de sus seres queridos en Colombia, donde entrenó por varias semanas, pero se mantenía persistente porque “tenía un propósito, que era estar en los Juegos Olímpicos”.
“Al cumplir ese gran sueño de bajar las 2:20 (en Valencia) soñé más y nuevamente mi club me dio la confianza de apostar en mí y financiar lo que iba a ser una preparación de cuatro meses”, sostuvo al recordar que no cumple con los criterios para una beca estatal.
“La maratón corrí muy inteligente, en el sentido de que pasé la media maratón en 1:8’, luego me sentí mucho mejor y empecé a correr mucho más rápido, a un ritmo que iba para las 2:15’. En el 30K me acalambré nuevamente. (...) Llegando al kilómetro 39 fueron los momentos más difíciles desde que hago atletismo. Millones de personas apoyando pero yo no escuchaba más, me iba mareado. Nada más llegar era la intención, pero ahí me acordé de toda la gente que me apoyó, de todo lo que pasé. Eso era lo que necesitaba” manifestó el atleta en charla con la prensa, en el local del PMC.
Destacó asimismo el acompañamiento de sus amigos, familiares, el PMC y Marcelo Ithurralde, quien viajó a Holanda con la misión de encargarse de las necesidades del maratonista.
Derlys Ayala estará en el país por un periodo de tiempo antes de entrenar nuevamente en Brasil y Colombia, y aprovechará este momento para atender la molestia.