Paulo César Carpegiani

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La historia futbolística de Paulo César Carpegiani está estrechamente vinculada al fútbol paraguayo, a raíz de su exitosa dirección técnica en las eliminatorias de la Copa del Mundo de 1998, lo que le valió a nuestra Albirroja participar de nuevo en la final de una Copa del Mundo, después de México 86. Carpegiani había sido "descubierto" por Cerro Porteño que lo contrató para dirigir a su equipo principal, en 1991. Cumplió una buena campaña, dejó gratos recuerdos, pero no pudo concretar exitosamente su campaña ya que fue vicecampeón local, y en la Copa Libertadores del 092 fue eliminado, en penales, por el Barcelona de Guayaquil en cuartos de final. Regresó en 1993, pero tampoco lo acompañó el éxito.   

El mismo Cerro Porteño volvió a llamarlo, en 1994, y tras ganar la primera etapa del torneo de ese año, renunció, y en su reemplazo fue llamado Gerardo González, quien fue campeón con Cerro Porteño.   

Lo que son las cosas de la vida…

Cuando en 1996 tuvieron que programarse las actividades de la selección nacional, tras la renuncia de Kubala, el año anterior, el hombre elegido fue precisamente Gerardo González, pues la opinión generalizada de los miembros del Comité Ejecutivo era que el entrenador debía ser paraguayo. Con él fue elegido Néstor kerber para la preparación física del equipo. Pero el destino dispuso otra cosa.   

González apenas pudo dirigir un partido, contra Bolivia, con catastrófico resultado, y tuvo que darse un golpe brusco de timón. Se sucedieron las reuniones entre dirigentes y tras numerosas consultas, se consensuó un nombre: Paulo César Carpegiani, a la sazón desvinculado del fútbol. Los emisarios no tuvieron inconvenientes para que PC aceptara la oferta y se trasladara a Asunción. Aquí se acoplaron a su cuerpo técnico, Ranulfo Miranda como asistente (o asesor) y Porfirio Maidana como preparador físico.   

Y empezó la carrera hacia Francia 98. El equipo, bajo las órdenes de Carpegiani, pudo jugar apenas un partido amistoso, frente a la selección de Bosnia, en Asunción, con victoria paraguaya de 3-0. A continuación vinieron los dos primeros partidos por las eliminatorias, ante Colombia, en Bogotá, y Uruguay, en Montevideo, con derrota en el norte y victoria en el sur. Aquí hay que hacer una acotación importante: el estadio estaba en obras, se remodelaron varios sectores para adecuarlos a las exigencias de la FIFA. El presidente Harrison consiguió jugar los tres primeros partidos de visitante, y entre los dos primeros y el cuarto, consiguió una fecha libre, de modo que Paraguay fuera local recién en la 5ª fecha, ante Chile, con el estadio terminado.   
   
De modo que, tras la victoria en Montevideo con goles de Arce y Arístides Rojas, vino la fecha de descanso y antes de viajar a Buenos Aires para enfrentar a la Argentina, vino la fecha libre que fue aprovechada para jugar tres amistosos: ante Armenia (1-2) en cancha de Olimpia, ante Bolivia (2-0) en la de Cerro y frente a China (2-0) en Pekín.   

El domingo 1 de setiembre fue inolvidable. Cerca de 20.000 paraguayos poblaron un cuarto de la cancha de River para el juego contra Argentina. Una caravana de más de 20 cuadras de colectivos arribó al Monumental estadio, para ver en acción a la Albirroja con Chilavert a la cabeza que había prometido hacerles un gol a los porteños, en su casa. Era la época de máximo esplendor del arquero paraguayo.   

Paraguay formó, esa tarde con Chilavert; Gamarra, Ayala, Rivarola y Suárez; Bourdier, Vidal Sanabria (Francisco Esteche 73’), Enciso y Acuña (Jorge Alcaraz 87’); Richart Báez y A. Rojas (G. González 60’). Abrió la cuenta Batistuta, de tiro libre, en el primer tiempo, y en la misma etapa, empató Chilavert, de penal. Fue emocionante vivir aquella jornada inolvidable.   

Y llegó la hora de abrir el "nuevo" estadio de los Defensores del Chaco, con sus coquetas butacas, el palco de prensa recién terminado, los vestuarios reacondicionados, y varias obras de infraestructura más. El rival fue Chile y el héroe de la jornada, Carlos Gamarra, que empató un partido que empezamos perdiendo, y en la segunda etapa anotó el gol de la victoria Catalino Rivarola, metido en el área rival después de un córner.   

La campaña del equipo fue estupenda, y nuestra selección se clasificó airosa, para la Copa del Mundo. Pero, en medio de las 18 fechas de las eliminatorias, hubo que cumplir varios otros compromisos, como la Copa América de 1997, en la cual llegamos hasta los cuartos de final, donde nos eliminó Brasil, y varios amistosos que sirvieron para ir armando el equipo que, al final, sería en que viajaría a Francia para el Mundial. Entre estos hay que destacar dos en Estados Unidos frente a la selección local que terminaron 0-0 y 2-2, otro empate en México, la Copa Kirin de Japón y cotejos ante Holanda, Rumania y Bélgica, ya en Europa, antes del comienzo del Mundial.   

Ya en la Copa del Mundo, Carpegiani eligió cuidadosamente el equipo para el debut, contra Bulgaria, y mandó a la cancha a José Luis Chilavert; Pedro Sarabia, Carlos Gamarra, Celso Ayala y Carlos Morales Santos (41’ Caniza); Roberto Acuña, Julio César Enciso, Carlos Paredes y Miguel Angel Benítez; José Cardozo (70’ César Ramírez) y Jorge Campos (78’ Julio César Yegros). El partido terminó 0-0, y después hubo que enfrentar a España que había perdido con Nigeria, con algunos cambios: Caniza sustituyó a Morales; Sarabia (luego Yegros) entró en vez de Paredes, y por Cardozo jugó Arístides Rojas. Fue otro 0-0, pero para clasificar dependíamos de nosotros, ya que triunfando frente a Nigeria, pasaríamos de ronda.   

Y así fue. Ese encuentro ante los nigerianos fue uno de los mejores de la historia de la selección en los mundiales. Un equipo que entró mentalmente preparado para hacer historia, y consiguió un triunfo resonante. "Chito" Ayala abrió el camino con un cabezazo impresionante, menos de un minuto antes de haber comenzado el encuentro que se convirtió, en ese momento, en el gol más rápido de la historia de los mundiales.   

Después empató Oruma, a los 11 minutos de juego, pero en el segundo tiempo, Miguel Angel Benítez anotó uno de los goles más bellos de la selección, a los 59 y José Saturnino Cardozo redondeó el marcador a 4 minutos del final, y nos clasificamos con este equipo: Chilavert; Arce, Ayala, Gamarra y Caniza (54’ Yegros); Paredes, Sarabia, Benítez (67’ Acuña) y Enciso; Cardozo y Hugo Brizuela (77’ A. Rojas).   

Paraguay pasó a la segunda ronda, por segunda vez en la historia. En esta etapa disputó un aguerrido encuentro ante Francia, que se decidió en el segundo tiempo del alargue, con el primer, único y último gol de oro de la historia de los mundiales. Fue el partido de Chilavert, que atajó todas, y de Gamarra, que defendió como un león sin cometer una sola falta, no solo en ese partido, sino en todo el Mundial. Pero la resistencia cedió en el tiempo suplementario, pues el encuentro normal terminó 0-0. Laurent Blanc, sobre el minuto 113 de juego, anotó el gol que le dio a Francia el pase a cuartos de final, y le abrió la puerta para conquistar su primera Copa del Mundo.   

Estos fueron los protagonistas paraguayos, dirigidos por Carpegiani, en aquel encuentro: José Luis Chilavert; Francisco Arce, Celso Ayala, Carlos Gamarra y Pedro Sarabia; Roberto Acuña, Carlos H. Paredes (74’ Denis Caniza), Julio C. Enciso y Miguel Benítez; José Cardozo (91’ Arístides Rojas) y Jorge Campos (55’ Julio César Yegros).
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