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El sector inmobiliario fue beneficiado con la mayor parte de los recursos, cerca del 40%, aunque todavía tropieza con algunas dificultades para lograr un funcionamiento más ágil como sus trámites aún bucráticos, sobreendeudamiento de los clientes y falta de oferta de viviendas.
José Maciel, titular de la banca estatal de segundo piso, que en la fecha celebra su décimo aniversario, sostiene que la incorporación de la AFD al mercado financiero permitió la apertura de más canales de financiación a largo plazo, un terreno poco desarrollado 10 años atrás.
Un problema que siempre frenó a los bancos era la escasa oferta de recursos de largo plazo, ya que la mayor parte de las captaciones de los bancos (ahorros) iban a cuenta corriente o a la vista.
Añadió que los préstamos de largo plazo en el 2006 representaban solo el 9% de los desembolsos, mientras que al cierre de 2014, esa línea, con plazos mayores a tres años, alcanzaba ya el 33% del total.
Maciel añadió que la estabilidad macroeconómica, con una inflación baja y estable durante los últimos 10 años, favoreció el otorgamiento de préstamos de largo plazo y que, incluso, los bancos exhiben mayor actividad en ese sentido, con sus propios recursos. “En otras condiciones y con una inflación del 40%, como en otros países de la región, iba a ser imposible desarrollar un proyecto así”, alegó.