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El abrumador 84,3% fue cubierto del modo siguiente: Derivados del Petróleo, 40,1% y Biomasa, 44,2%.
El cotejo de estas cifras con las apuntadas en los ejercicios anteriores permite concluir que el uso electricidad, a pesar de su abundancia en Itaipú y Yacyretá, cayó 0,6% en 2017 con relación al 2016; 14,7% si el cotejo lo hacemos con los números de 2015, y 14,2% con comparación con el 2014.
La conclusión que se precipita de estas premisas es que nuestro país, específicamente su sector eléctrico, utiliza cada vez menos la energía que le corresponde en las dos centrales binacionales, a pesar de los vaticinios de ciertos profesionales del sector Energía, quienes sostienen que inclusive en el 2025 el mercado eléctrico nacional comenzaría a tropezar con limitaciones en el eslabón de la generación de nuestro sistema eléctrico.
El balance energético del viceministerio revela asimismo que la utilización de derivados del petróleo ocupó en 2017 el 40,1% de la estructura de referencia, 2,4 puntos porcentuales mayor al de 2016; 1,1 más que la cifra registrada en 2016 y 2,6 puntos porcentuales más que en 2015.
En otras palabras, la demanda de nafta, gasoil, gas licuado de petróleo, etc., que no se producen en territorio paraguayo, antes que disminuir crece.
La tercera fracción de esta estructura corresponde a la biomasa (leña, carbón, etc.), que el año pasado cubrió el 44,2% de la estructura de consumo, ligeramente inferior al resultado de 2016, que fue del 46,5%, el pico de este diagrama, porque en 2015 fue del 42,6% y en 2014 del 44,2%.
Debe apuntarse también que el país no cuenta con planes que incentiven el uso de la energía eléctrica. Todo lo contrario, la ANDE optó por desestimularlo en marzo de 2017 con un injustificado tarifazo.