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El tramo 1 está a cargo de consorcio Tecnoedil-Heisecke-Ocho A, representado por José Luis Heisecke. El monto original del contrato es de G. 132.456 millones (unos US$ 27,8 millones).
En este tramo hay cuatro inmuebles que deben expropiarse para liberar la franja de dominio, que lo harían a través de los mecanismos establecidos por la Ley de Expropiaciones.
En el tramo 2, los trabajos están a cargo del consorcio Las Residentas, representado por Isacio Vallejos. Allí el monto del contrato originalmente era de G. 93.808 millones y las obras registran un avance de apenas el 58%, cuando toda la autopista debe habilitarse este año.
Cuello de botella
Se calcula que 25.000 vehículos por día usarán Ñu Guasu para llegar a la capital desde la ciudad de Luque. Todo ese tráfico desembocará en Artigas, en la zona del Jardín Botánico, donde hoy ya colapsa el tránsito vehicular.
Los técnicos del Ministerio de Obras Públicas reconocen que en el punto señalado se formará un “cuello de botella”, mientras no se construya y habilite la segunda etapa de la avenida Costanera.
En teoría, la licitación para esta segunda parte se hará en el primer semestre de este año, pero la obra no terminará en menos de tres años.
Por de pronto no hay otras alternativas de descongestión previstas.