Exdirector de Yacyretá afirma que la abultada deuda se originó en NR 92

El Ing. Alcides Jiménez recordó que bajo su gestión al frente de la EBY, se negoció la funesta Nota Reversal de 1992 (NR 92) y lamentó que en ese momento no existiera consenso en el propio Gobierno paraguayo, que cedió ante las pretensiones argentinas, pese a que se recomendó el rechazo. No descarta que Argentina opte por mantener todo como está actualmente.

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Por medio de una nota, 24 años atrás, el entonces director de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), Ing. Alcides Jiménez, anticipó al Gobierno nacional de la época los perjuicios que la propuesta argentina, que dio origen a la Nota Reversal de 1992, ocasionaría a nuestro país, tal como la realidad evidencia hoy.

Jiménez recordó que desde un principio, no hubo consenso en el equipo nacional sobre las ideas planteadas por la delegación argentina. “Los tres funcionarios públicos designados para el efecto coincidíamos en la necesidad de mantener la vigencia del Anexo C, originalmente pactado; mientras que los connacionales independientes se aferraban a las ideas plasmadas luego en la Nota Reversal de enero del 92”, refirió.

El equipo negociador de la época estuvo liderado por el presidente de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), Ing. Zoilo Rodas Rodas e integrado por el presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), Dr. Crispiniano Sandoval, además del Ing. Ricardo Canese y el Dr. Ricardo Rodríguez Silvero, entre otros.

“A mi juicio, es muy importante para los intereses nacionales renegociar no solo el Anexo C, para dejar sin efecto la injusta y perjudicial Nota Reversal del 9 de enero de 1992 sobre los aspectos financieros, sino también otros aspectos del Tratado, como el Artículo XIII del mismo”. Dicho párrafo hace referencia a que la energía producida será dividida en partes iguales entre los dos países, “siendo reconocido a cada uno de ellos el derecho preferente de adquisición de la energía que no sea utilizada por el otro país para su propio consumo”. En su opinión, esto permitiría que el Paraguay pueda vender su parte no consumida internamente, a otros países.

Jiménez agrega que la experiencia en negociaciones internacionales le ha enseñado que es de extrema utilidad que la conducción del tema considere la necesidad de que el grupo negociador paraguayo elabore el documento de trabajo que sirva de base a las conversaciones y no esperar, como ocurrió en el pasado, que la propuesta provenga de la contraparte.

Recordó que tanto la NR 92 como el Preacuerdo de 2006 fueron presentados a las autoridades “a partir de borradores pergeñados por la contraparte, obviamente precautelando sus intereses; los cuales, en el proceso de negociación, no siempre se pueden revertir totalmente, porque para llegar a un acuerdo se deben compatibilizar las pretensiones de ambas partes”.

El exdirector de Yacyretá tampoco descarta que los representantes del vecino país defiendan la vigencia del acuerdo, pese a que este fue rechazado en 1995 por el Congreso Nacional. Al respecto mencionó que las actuales autoridades argentinas “podrían considerar muy conveniente para sus intereses mantener todo como está actualmente, pues en la precaria situación actual de la economía argentina y del sector energético en particular, cualquier modificación significaría ahondar sus dificultades”.

En consecuencia, recomienda al grupo negociador prepararse para enfrentar la situación “con sólidos argumentos jurídicos, políticos o de otro orden”.

Insiste en que estas consideraciones deberían ser tenidas muy en cuenta por las actuales autoridades nacionales en el momento de renegociar el procedimiento para el pago de las deudas pendientes en Yacyretá, “pues gran parte de la abultada deuda existente se debe al incumplimiento de la República Argentina, de los compromisos asumidos en el Tratado, sus Anexos y Notas Reversales conexas”, concluyó.

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