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En la población esto se considera un cambio en el comportamiento de los tiempos lluviosos hoy día, donde han desaparecido las lluvias generales y uniformes. Desde hace unos años aparecen situaciones tales como ahora; caen lluvias fuertes en un lugar específico y en otro, cercano, nada o casi nada.
Actualmente el paisaje atípico puede confundir, ya que las pequeñas lluvias han dejado aquí y allá un charco de agua, el bosque nativo chaqueño se ha vestido de verde casi en su totalidad, pero aun no han caído lluvias fuertes para llenar aljibes y tajamares, regar las chacras para iniciar los cultivos de autoconsumo de rápido crecimiento y renovar las superficies amarillas de pasturas. La situación está empeorando, sobre todo para la poblaciones en general en esta zona del país, que intenta ahorrar el uso y consumo de agua, que empresas ofrecen por 33 guaraníes el litro y más, un gasto adicional para el consumidor normal. En esta zona observamos tajamares de desagüe y filtración, seco hasta ayer en Filadelfia.
La ciudad cuenta con varios canales para llevar el agua de lluvia desde las calles a los tajamares. Al mismo tiempo el agua se filtra al subsuelo y puede ser extraído apto para consumo humano. Pero mientras no llueva lo suficiente, el espejo de agua superficial escaseará cada vez más, hasta agotarse o convertirse en imbebible. Como no existe el acueducto –hace cinco años en construcción– solo queda esperar lluvias, como siempre.