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Con el proyecto de cambio de combustible, que demandará una inversión de US$ 45 millones (US$ 25,7 millones para proveedora contratada más contrapartida), la INC prevé que el horno no solo utilice fueloil para su funcionamiento, que tiene un altísimo costo, sino también combustibles sólidos como coque de petróleo, carbón mineral o vegetal, residuos forestales y chips de cubiertas, entre otros.
El presidente de la cementera, Jorge Méndez, informó que el avance general del proyecto está en el orden del 42%.
Sin embargo, el desarrollo de la ingeniería tiene un progreso del 95% y el contrato con la proveedora FL Smith, representada localmente por Miguel Aranda, se cumplió en 63%.
Este contrato se había firmado en 2010, durante la administración del cuestionado Optaciano Gómez Verlangieri, pero, al igual que otros proyectos de inversión, también este quedó varado por no tener calce presupuestario.
En la actual administración se consiguieron los fondos tras la colocación de bonos soberanos. La estatal recibió el total de US$ 67 millones, tanto para el cambio de combustible como para instalación de otras nuevas tecnologías y maquinarias en las plantas.
De acuerdo con lo explicado, la INC prevé importar 180.000 toneladas de clínker, ya que durante los meses de julio a setiembre no habrá producción nacional. Así, se busca no perjudicar el despacho de unas 50.000 bolsas de cemento por día.
Baja de precio
Méndez afirmó también que sigue en pie la idea de volver a reducir el precio del cemento para el distribuidor, en el orden del 15%. Los nuevos precios regirán desde inicios de 2017, después de que culminen las inversiones en las plantas.
En marzo del año pasado la estatal había reducido su precio de G. 42.500 a G. 41.000 por bolsa de cemento expedido en Villeta (Central) y de G. 38.390 a G. 35.000 en el caso de Vallemí (Concepción), donde también hay un pequeño molino.