Indert vendió a G. 84/m² tierras de US$ 6 millones/Ha.

Bajo la administración del extitular doctor Juan Carlos Ramírez Montalbetti, el Indert vendió en Salto del Guairá cinco lotes, con una superficie total de más de 7 hectáreas, a G. 840.000 la hectárea (G. 84 el m²). Sin embargo, en la zona cada hectárea se cotiza a unos US$ 6 millones (US$ 600 el m²). Existen graves irregularidades en el proceso de titulación a presuntos beneficiarios que no serían más que prestanombres. La actual administración del ente logró recuperar cuatro títulos, pero uno ya fue inscripto.

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ABC Color accedió a documentos exclusivos que demuestran la comisión de un nuevo presunto negociado con tierras del Estado por cifras varias veces millonarias. Efectivamente, en una de las zonas más caras del país para las inversiones inmobiliarias, como lo es el distrito de Salto del Guairá, sobre la Avenida Itaipú (que conduce al Brasil), el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) vendió cinco lotes de entre media y dos hectáreas cada una totalizando una superficie de poco más de 7 hectáreas.

El precio fijado por el Indert por dichas tierras, según la liquidación del Departamento de Cobranzas y Ctas. Ctes. del Instituto, fue de G. 840.000 la hectárea (G. 84 el m²). Sin embargo, tras averiguaciones realizadas en el lugar, se supo que el precio de mercado de esa zona orilla actualmente los US$ 600 el m², vale decir unos US$ 6 millones la hectárea.

Es decir que el Indert vendió por unos G. 5,8 millones (unos US$ 1.300) tierras que valen aproximadamente más de US$ 40 millones.

Antecedentes

De acuerdo con los antecedentes, entre los días 9 y 10 de mayo de 2013, bajo la administración del extitular del Indert doctor Juan Carlos Ramírez Montalbetti, se dio entrada en el ente agrario a cinco pedidos de reconstitución de expedientes, tendientes a proseguir los trámites para la adjudicación
y venta de lotes ubicados en el distrito de Salto del Guairá.

Según fuentes del instituto que nos merecen absoluta confianza, desde un principio existieron anomalías muy evidentes que hicieron sospechar de este proceso de adjudicación y venta, pero que aún así fue concluido.

Por ejemplo, dentro de los expedientes se observa que las firmas de los supuestos adjudicatarios o beneficiarios de los lotes difieren notoriamente de las insertas en las copias de cédulas de identidad que se adjuntan a los respectivos pedidos.

Es importante señalar que, de los cinco casos señalados, nuestro diario accedió a la documentación de dos de ellos, aunque los otros tres están plenamente confirmados por el mismo actual presidente del ente, Justo Cárdenas.

Prestanombres

Los presuntos beneficiarios en los dos casos señalados son DAVID MARINO CHAMORRO LÓPEZ, con cédula de identidad N° 898.026, y JUAN JOSÉ MELGAREJO FRUTOS, con cédula de identidad N° 3.451.294.

Ambos supuestos beneficiarios no serían más que prestanombres de poderosos empresarios locales que tendrían la intención de realizar fuertes inversiones en estas propiedades con la construcción de shoppings y otros locales comerciales, que son los que evidentemente abundan en la zona.

Graves irregularidades

Las dudas sobre la legitimidad de firmas y la celeridad en el otorgamiento de los títulos, ya que en mayo se presentó el pedido de reconstitución de expedientes y en junio ya se otorgaron los títulos con la presunta firma del entonces titular doctor Juan Carlos Ramírez Montalbetti, además del irrisorio precio fijado por las tierras, constituyen algunas de las graves irregularidades en este caso que debe ser investigado a fondo para que no quede impune y los responsables paguen por un hecho que mínimamente representa una lesión de confianza.

Títulos sin firma

Uno de los hechos irregulares observados en este nuevo presunto gran negociado del Indert guarda relación con las firmas de los funcionarios del ente. De cuerdo a los documentos que obran en nuestro poder, los títulos de propiedad otorgados a los supuestos beneficiarios llevan la firma presuntamente del extitular del ente doctor Juan Carlos Ramírez Montalbetti, pero no llevan la firma del encargado del Departamento de Registro de Beneficarios que necesariamente debe rubricar el documento. Aun así, los cinco títulos fueron concluidos y otorgados a supuestos beneficiarios que no serían más que prestanombres.

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