La ANDE firma contrato a ciegas con base en el “anteproyecto” de Nippon

Las dos licitaciones convocadas por ANDE para las obras de maquinado del Yguazú fueron con base en un “anteproyecto”. La consultora japonesa Nippon Koei no desarrolló el proyecto ejecutivo. Pese a ello la estatal estaría dispuesta a contraer multimillonarias obligaciones por una obra que, con seguridad, podría variar sustancialmente durante la construcción.

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A la fecha no existe un proyecto ejecutivo para las obras de maquinado del Yguazú. Pese a ello ANDE licitó dos veces las obras con base en un “anteproyecto” por el que hasta el momento la estatal ya habría pagado a la consultora japonesa Nippon Koei unos US$ 11.000.000, o sea casi el 4,6% del monto disponible para esta obra (porcentaje que, por lo común, se reserva para proyectos ejecutivos terminados).

No es normal que las entidades ejecutoras de presupuestos liciten obras con base en anteproyectos, que como tal no están totalmente definidos y que con base en los mismos adjudiquen los trabajos y contraigan compromisos de pago a medida que la constructora “va completando” el proyecto ejecutivo durante la ejecución.

Además, con esta política se estaría ignorando la obvia incompatibilidad que existe para que la misma empresa ejerza las funciones de constructor y consultor en la misma obra, y que ser “juez y parte” se prestaría a todo tipo de especulaciones, incluso comprometer las finanzas de la institución más allá de toda previsión y/o razonabilidad.

¡Arco libre!

Una de las concursantes, sobre el tema, señaló a ABC Color que el “anteproyecto” licitado contiene indefiniciones que, en principio, se traducirían en un incremento de más del 30% en relación a las ofertas presentadas en las dos licitaciones ya convocadas por ANDE.

Es llamativo que nadie objete el hecho de que si la ANDE para realizar una obra contrata una consultora, una de las cláusulas más importantes (si no la más importante) sea el precio del servicio que se va a ofrecer, de lo que se va a comprar, de lo que se va a construir, y si eso se deja en blanco, como es la propuesta de Nippon, el texto de lo que se firme sería una farsa y dejaría indefensa a la ANDE, porque la proyectista, con esa cláusula que destruye todas las otras que pueden existir en el contrato, deja a cargo del proyectista y la constructora establecer cuánto va a ser el precio total de la obra y del producto.

¿Nuevo rumbo?

Solo la ANDE del Paraguay podría firmar un contrato en esas condiciones, que podría constituir el plan inicial para una estafa de grandiosas proporciones al pueblo paraguayo.

Es inexplicable que las autoridades de turno de la ANDE y de todos los gobiernos que se sucedieron con este mal dado proyecto que está a la vista, no hayan objetado de inmediato lo que se podría estar “cocinando” en la estatal.

Insistir en un contrato que dejará a cargo del que va a prestar el servicio o va a construir la obra, la posibilidad de ir aumentando costos a su conveniencia, que incluso puede ser querellado por quienes hayan resultado ganadores, sería una estafa.

Sobre las ventajas

El pliego de licitación, coincidentemente, no establece restricciones, normativas, momentos ni plazos para “completar” el proyecto ejecutivo durante la construcción de la obra.

Vale decir que la empresa que resulte adjudicada después de firmado el contrato, tendrá la potestad más absoluta para decidir respecto a los métodos constructivos, como sobre la magnitud de cada tarea, incluidos imprevistos, adicionales, trabajos complementarios u otros cambios hasta que finalice la construcción.

Teniendo presente que este tipo de convenios no se rige por la Ley de Contrataciones Públicas, que establece un tope máximo del 20% de incremento sobre el proyecto licitado, con seguridad esta obra podría convertirse en un formidable agujero negro para los contribuyentes.

Entre cuatro paredes

Además, como esta parte de la licitación ya no será pública, al aprobarse las “modificaciones de obra” entre cuatro paredes estarían vulnerando el principio de igualdad entre oferentes.

Incluso existe la posibilidad de que los oferentes coticen los trabajos a pérdida, y asegurar las ganancias con el contrato amarrado, dadas las enormes ventajas que otorga un contrato de este tipo.

De consumarse este “affaire” contra el Estado paraguayo, alguien de la ANDE, “con nombre y apellido”, sería señalado para responder ante la ciudadanía (y la prensa) por las consecuencias e implicancias que podrían derivar de la implementación de esta política constructiva.

Consecuencias

Para el Ing. Roberto Vera Vierci el costo de producción según el proyecto de la Nippon Koei, que según dos licitaciones rondaría los US$ 450.000.000, amortización 30 años, interés 2% (préstamo japonés), estaría en el orden de US$ 120 por MW.

Con el proyecto alternativo de los consultores paraguayos, este costo estaría en el orden de US$ 85 por MW.

El costo de Itaipú según ANDE en barras es de US$ 50 por MW.

Pero considerando que el costo medio de energía de punta en Brasil sale US$ 140 por MW y en Argentina US$ 150 por MW, significa que tirarán por el vertedero de Yguazú US$ 30.000.000 al año, visto el precio de la energía punta en los mercados brasilero o argentino.

Una historia que se repite

Como ejemplo de este “modus operandi” mencionamos el caso de las obras de la Avenida Madame Lynch.

Pese a que contaba con un proyecto ejecutivo, igual el costo final de las obras se disparó en más del 74%, después de que sufriera ocho modificaciones de obras que significaron 7,5 años de retraso en su ejecución.

Incluso esta historia podría volver a ocurrir con la faraónica obra de Ñu Guasu si tenemos en cuenta que en su momento el viceministro del MOPC, Ing. Rojas Molinas, reconoció públicamente que los trabajos fueron adjudicados con base en un proyecto con “algunas lagunas” o, lo que es lo mismo decir, que no estaba totalmente definido.

Lo seguro es que crean el escenario soñado para contratistas y algunos funcionarios “privilegiados” que deberán aprobar las “adecuaciones” al proyecto después de adjudicada la obra.

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