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Si los caudales del Pilcomayo no llegan a niveles extremos, la población no tiene mayores problemas con el río; sin embargo, debió construirse un pequeño muro para contener sus aguas.
San Agustín está habitada por indígenas que anteriormente vivían en los alrededores de Pedro P. Peña, dedicados a la pesca sobre todo.
Muy cerca se encuentra el poblado de Represa, también en el camino que conduce hasta la misión católica.
La población aprendió a convivir con los desbordes anuales del río, pero no por ello la vida es cómoda cuando las aguas atropellan sus comunidades.
El comportamiento del Pilcomayo obliga a realizar relevamientos topográficos con regularidad, pero muy pocas veces se puede observar a los técnicos de la comisión nacional por estos lugares. Aquí hay tareas pendientes que llevar a cabo.