LOS LECTORES OPINAN

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El día más glorioso

Manuel Vargas Talavera

El General Díaz de un salto montó sobre su caballo. Se quitó el sombrero, aplicó espuelas a los hijares de su corcel y partió a recorrer la trinchera de Curupayty, al antiguo grito de guerra de los indios guaraníes “¡piiiiiipuuu!” El sombrero en la mano y apuntando al cielo. El rostro congestionado de entusiasmo.

Emiliano R. Fernández, el gran poeta popular, expresó a un periodista que Paraguay, sin Solano López, jamás hubiera ganado la Guerra del Chaco. Y tenía razón. El coronel Heriberto Florentín, considerado entre los oficiales más “duros” y la segunda pluma militar después del coronel Bray, relata en su libro “Lo que he visto en Boquerón”, que los soldaditos paraguayos se reunían después de la retreta a escuchar la voz de los oficiales. Atendían absortos las viejas historias de las hazañas del capitán Bado, por ejemplo. A cada paso, sus expresiones de admiración delataban el gran patriotismo que los embargaba. Parecía que los soldaditos deseaban partir ya al asalto de las fuerzas enemigas.

El coronel Arturo Bray, cuyos libros se vendían como pan caliente en las librerías de todo el país, especuló sobre el parte de guerra enviado después de la victoria por el Gral. Díaz al Mcal. López. Escribió que todos los generales y oficiales paraguayos carecían de formación académica, que su formación era netamente empírica. Cree que el parte o aviso de guerra enviado sobre la finalización de la batalla, debió ser más o menos así: “Péina opotíma los kamba”. El efecto práctico era el mismo: una explosión delirante, la que da el triunfo sobre el enemigo. López, joven como todos sus subordinados, recibió la refulgente noticia con serenidad y empezó a denegar los permisos que solicitaban los oficiales para perseguir al enemigo.

La orgía gástrica liberal (2012-2013)

Julián Navarro Vera

Año 1987. El Dr. Juan Ramón Chávez, entonces presidente del Partido Colorado, salía de alta sanatorial tras su internación. Al preguntar a su médico tratante, el Dr. Carmelo González, respecto a la alimentación a seguir, el galeno le contestó: “La dieta colorada profesor… o sea, puede comer de todo”. A la sazón el partido de gobierno era el Colorado y obviamente bendecido con los beneficios inherentes al que manda; entendiéndose por mandar esa actitud de los gobernantes para disponer de los bienes del Estado como les entonen líricamente los testículos. En su momento, aquello se ajustaba a una realidad que gobiernos sucesivos y de otros colores democratizaron plenamente, prestando a la corrupción ropajes diferentes con variable, pero nunca ausente, voracidad. Resulta simpático ver a un expresidente reclamando formación técnica a los jóvenes, como si para robar fuera necesario algún entrenamiento. Es tanto o más peligroso un intelectual académico corrupto como el ignorante con iniciativa.

Un paso importante dado hoy es la Ley 5282 de la información pública recientemente promulgada, cuya coronación debería darse con el sepelio de los fueros y la lapidación de la impunidad. A pesar del “pacto azulgrana”, valga recordar, por justo y necesario, que los responsables de lo que ocurra o de deje de ocurrir en una institución son sus directores, presidentes, ministros y comandantes. No más chivos expiatorios representando, grotesca e injustamente, el viejo síndrome de la piola fina. Por desplumar un gallo fue preso un adolescente, por desplumar el Estado paraguayo: ¡Nadie!... ni liberal, ni colorado, ni frenteguasucista. Ashí esh.

¡Tomemos en serio!

Modesto Salinas Sosa

La deforestación en Paraguay es una realidad catastrófica, que no solamente perjudica al país y a la región, sino que se convierte en un crimen de lesa humanidad, ya que científicamente está demostrado que uno de los factores más preponderantes para el cambio climático es la deforestación, según informes de distintas instituciones encargadas del mismo.

En el país se deforestan más de 2.000 hectáreas por día. ¿Cuánto tiempo soportará nuestro país para convertirse en un árido desierto? A nadie le importa, si total en su reemplazo se poblarán en vez de árboles en gran medida de ganados y el resto de grandes sojales que traerán mucho dinero para ciertos empresarios sin darse cuenta de que están destruyendo lo más preciado de la naturaleza, como son los bosques y arroyos de un país.

Hasta el punto de que la sociedad pueda considerarlos asesinos. ¿Qué se espera para intervenir semejante despropósito? Que más temprano que tarde se verán afectados ellos mismos y ni que hablar de sus hijos y de sus nietos.

Muchos dirán que hay instituciones encargadas para dicho cuidado, pero desde tiempo inmemorial existieron, pero la terrible realidad, nos dice que el país se encuentra a punto de quedar sin bosques. La reforestación hasta hoy es un mito. Mientras los verdaderos responsables, como la acería y los agroexportadores no se decidan a realizar la verdadera recuperación de dicha pérdida ahora, mañana ya será tarde.

Esto solamente se conseguirá a través de una ley que obligue a ellos a cumplirla estrictamente.

Una acería no puede consumir ni una sola hectárea de leña convertida en carbón vegetal si no es de su propia reforestación; tal como rige en todos los países del mundo. También los agroexportadores deben hacerlo por su propio bien, ya que a mediano plazo, no solo contarán con maderas, que tanto valor tienen, sino que conseguirán mantener una buena producción con menos plaga y mejor medio ambiente que hará una vida mas saludable para toda la población.

Es cuestión de reglamentar criteriosamente y se haga cumplir dicha ley. Espero que algún parlamentario se haga cargo de esta idea, y con un proyecto de ley, se haga realidad para el bien de todos los paraguayos.

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