LOS LECTORES OPINAN

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Pablo y Antonia
Jorque Riquelme

Pablo Medina y Antonia Maribel Almada fueron asesinados y por eso este gobierno tiene sangre en las manos. ¿Qué tiene que ver Cartes? No es la pregunta correcta; la correcta sería ¿qué NO tiene que ver?
¿Cómo es que la mafia de la narcopolítica se atreve a cobrarse dos vidas? La respuesta es sencilla: porque sabe que no tendrá consecuencias. Porque tienen garantías de impunidad.

¡Queremos una muestra de decencia de este gobierno cómplice e inútil! Queremos que se llegue hasta el último responsable de la muerte de un periodista valiente y valioso, que no se callaba ante el narcotráfico, aunque fuera promovido por políticos poderosos de su localidad; y también responsables de truncar una joven vida llena de futuro.

Si el ministro De Vargas no puede hacerlo, debe dejar el cargo. Ya ha demostrado ser un reverendo inútil, incapaz de contener al EPP. ¡Lo que es peor: de tener un movimiento criminal como ese el problema se multiplicó y ahora tenemos dos! La prueba patente de esa inutilidad es que Arlan y Edelio faltan en sus hogares, no pueden abrazar a sus madres.

Y Cartes dice que se siente “asesinado”. Es como burlarse del dolor de las personas que en realidad sufren. Esas personas somos todos.

Creo que los colegas de Pablo deben seguir gritando y exigiendo, hasta que el crimen se aclare. Los insto a no dejar en paz a los poderosos del gobierno y la mafia, o lo que es lo mismo, del gobierno mafioso.

Barco retenido
Miguel Florentín

Hay un barco paraguayo detenido en la Rca. Argentina. No se ponen de acuerdo las aduanas para encontrar la causa de un desbarajuste operacional. Como llevaría tiempo en encontrar al dueño de la carga en nuestro territorio, las autoridades del país vecino echan mano a lo que está más cerca: la tripulación.

Después de navegar cuarenta años por todos los continentes, he aprendido que en estas circunstancias los buques son intervenidos y su tripulación queda en un estado de prisión “domiciliaria” a bordo, ya que -en definitiva- es donde viven.

Una vez determinado que el culpable es el agente marítimo o el exportador o el dueño de la carga, los tripulantes retornan a su vida normal.

Se puede dar el caso de que el infractor sea un tripulante. En ese caso se lo lleva la Prefectura, que es la representante de la Dependencia Jurisdiccional. Allí interviene un juez y el proceso sigue su rutina.
Tenemos al detenido, que después de las pericias, allanamientos, testimonios, etc., va a una cárcel para cumplir una pena establecida en el Código correspondiente.

En el caso que nos ocupa, ocurrido hace una semana en Zárate, la autoridad zonal apresa a todos primero, y después investiga.

En ese grupo hay estudiantes jóvenes rindiendo exámenes a bordo y en la Escuela Náutica de la Armada. Muchachos sin poder de decisión en el escalafón naval. Chicos casi, que están siendo
esperados por sus padres en Paraguay.

Estos jóvenes, despojados de su libertad y de sus celulares, están tratando de entender los discursos de sus mayores cuando hablan de los Derechos Humanos.

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