Reto principal es purificar el extracto y ponerlo a nivel del gusto europeo

La experta en innovación tecnológica de alimentos, la argentina Susana Socolovsky, resaltó que para que la stevia gane mercados más exigentes, como el europeo y algunos asiáticos, hay necesidad de purificar los extractos y hacer menos amargo el edulcorante final.

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“En los países donde se ha utilizado (el ka’a he’ê) por centenares de años, como Brasil, Argentina, Paraguay, la población está acostumbrada aún al sabor de ciertos extractos no tan purificados porque también está acostumbrada a otras cosas como el mate, que tiene un sabor amargo. En cambio, poblaciones europeas o de Japón y Corea, la necesidad de purificar los extractos es enorme, porque los sabores amargos del componente llamado steviósido son inaceptables para el público en general”, señaló Socolovsky.

De todas formas, en los mercados donde lo natural está en alza, el hecho de que la stevia sea una planta es un plus al momento en que los consumidores eligen un edulcorante. Recordó que en la hoja del ka’a he’ê ya se han identificado 42 sustancias edulcorantes y que, aunque son dos las preponderantes, se pueden purificar esos compuestos contenidos en menor proporción sin ningún agregado nocivo en el proceso.

Igualmente, Socolovsky afirmó que no hay ningún sustento científico para decir que un edulcorante natural sea mejor que otro que haya sido manufacturado por el hombre. “Cuando la autoridad europea aprobó los edulcorantes de la stevia, exigió exactamente la misma multiplicidad de estudios toxicológicos, genotóxicos y genatogénicos que a los otros edulcorantes artificiales. Por ende, utilizar el atractivo de la stevia o sus derivados y el término de natural como apelativo, para el consumidor tiene un valor porque la atracción hacia lo natural existe y está de moda, pero científicamente no hay un respaldo para decir que una sustancia natural en general es mejor que una sintética”, alegó.

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