ABC Color y Nitu Pérez

El 22 de marzo de 1984, el ministro del Interior de Stroessner Sabino A. Montanaro firmó la fatídica resolución 227 por la que se suspendía “por tiempo indeterminado” la impresión y distribución de ABC Color. El documento acusaba a nuestro diario de violar la Constitución, de “subvertir el orden público, poniendo en peligro la paz de la República... con la prédica diaria de opiniones de corte sedicioso... y sirviendo de vocero permanente de grupos políticos irregulares”, entre otras cosas. Traemos a colación este retazo del lado oscuro de la historia política paraguaya porque ha tenido recientemente su exacta réplica en Venezuela, bajo el autoritario gobierno de Nicolás Maduro. El Gobierno del país caribeño “suspendió”, con similares argumentos, un programa radial conducido por la periodista Nitu Pérez Osuna, transmitido por Radio Caracas Radio. No pretendemos hacer futurología, pero estamos seguros de que la lucha de los venezolanos por la libertad no menguará con el aumento de la represión de su Gobierno.

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El 22 de marzo de 1984, el ministro del Interior del régimen dictatorial de Alfredo Stroessner, Sabino A. Montanaro, firmó la fatídica resolución 227 por la que suspendía “por tiempo indeterminado” la impresión y distribución del diario ABC Color, a partir de las 12:00 de ese día. En su considerando, la resolución de referencia acusaba a nuestro diario de violar la Constitución “en un afán permanente de subvertir el orden público, poniendo en peligro la paz de la República y la estabilidad de las instituciones, con la prédica diaria de opiniones de corte sedicioso, ya sea en sus editoriales y sirviendo de vocero permanente de grupos políticos irregulares (…)”.

Tampoco faltaron las consabidas acusaciones de que ABC Color violaba los preceptos constitucionales que prohíben “predicar el odio entre los paraguayos”, “la lucha de clases” y “hacer la apología del crimen o de la violencia”. La dictadura justificaba la medida en su deber de velar por el cumplimiento de la Constitución, de “preservar la paz, el Estado de derecho y garantizar así la salud moral del pueblo paraguayo, evitando la proclamación y publicación de manifestaciones contrarias a los altos intereses nacionales”.

Traemos a colación este retazo del lado oscuro de la historia política paraguaya porque ha tenido recientemente su exacta réplica en la República Bolivariana de Venezuela, bajo el autoritario gobierno del presidente Nicolás Maduro. El Gobierno del país caribeño “suspendió” un programa radial conducido por la periodista Nitu Pérez Osuna, transmitido por la emisora Radio Caracas Radio.

Este es el segundo programa radial sacado del aire por el represivo Gobierno venezolano. Anteriormente fue clausurado el programa “Plomo Parejo”, conducido por Iván Ballesteros, un militar retirado desafecto al régimen. La ira del gobierno de Nicolás Maduro contra la periodista Nitu Pérez Osuna se inició cuando esta empezó a transmitir en directo las declaraciones del líder opositor venezolano Leopoldo López durante la marcha del pasado 12 de febrero, y se fue exacerbando hasta la arbitraria decisión del Gobierno de prohibirla “por tiempo indefinido”, tal como ocurrió con ABC Color cuando este diario comenzó a dar cabida a las opiniones ciudadanas críticas del gobierno dictatorial de Stroessner, concretamente a las del dirigente del Movimiento Popular Colorado (Mopoco) Miguel Ángel González Casabianca.

Así como el ministro Montanaro había acusado al diario ABC Color de “servir de vocero permanente de grupos políticos irregulares” (los que criticaban al Gobierno dictatorial por sus abusos), así también la razón invocada por el Gobierno venezolano para acallar la voz de la periodista Pérez Osuna y la de los ciudadanos descontentos con el Gobierno que ella llevaba al aire fue que su programa “promueve el odio político” y “fomenta zozobra en la ciudadanía”. ¡Increíble el parecido con los argumentos utilizados por las represivas leyes stronistas 209 y 294! Para explicar la situación de los medios de comunicación en Venezuela, Pérez Osuna la comparó con la de Cuba, pudiendo haberlo hecho con la del Paraguay bajo la dictadura de Stroessner. “Esto es idéntico, aunque hay todavía alguna que otra voz independiente, y son pocos los medios que quedan en manos de empresarios que no están vinculados al Gobierno. Nos han ido silenciando poco a poco. La censura es total en Venezuela”, dijo la sancionada periodista.

ABC Color permaneció clausurado cinco años, por lo que no pudo seguir haciéndose eco de las inquietudes ciudadanas en sus páginas, pero no por eso desapareció el flujo “in crescendo” del reclamo ciudadano por libertad y democracia. Pareciera que con la nostalgia ciudadana por la libertad de expresión, las ansias de libertad del pueblo paraguayo se exacerbaron, antes que declinar, y cinco años después se fue el dictador y volvió la libertad de prensa para retomar su servicio a la vocación democrática del pueblo paraguayo.

No pretendemos hacer futurología acerca de la suerte del pueblo venezolano en el corto plazo. Pero de una cosa estamos seguros: que la lucha de los venezolanos por la libertad de prensa, como parte inseparable de su compromiso con la democracia, no menguará con el aumento de la represión del Gobierno. Por el contrario, como ocurrió en nuestro país con la dictadura de Stroessner, por cada voz ciudadana acallada, por cada medio de comunicación clausurado, por cada político opositor encarcelado, surgirán muchos más para sumarse al empeño ciudadano por restaurar la libertad y la democracia en Venezuela, el que no tendrá fin hasta que se haga realidad el sueño inconcluso del Libertador Simón Bolívar de ver a su patria y a América libres de tiranos, sean de izquierda o de derecha.

Las ansias de libertad de un pueblo no se pueden contener ni con bayonetas ni con decretos.

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