Claro y contundente

Entrevistado por nuestro diario, el intendente electo, Mario Ferreiro, candidato de ocho partidos y cinco movimientos, puso el acento en la transparencia administrativa, “una demanda ciudadana que viene y es incontenible”, según dijo. La corrupción también se refleja en el prebendarismo rampante. En este punto confiamos en que Ferreiro rechace con firmeza las presiones de quienes lo apoyaron en su campaña electoral y evite nuevas incorporaciones. La faena que le aguarda es ingente. Será preciso desplegar un movimiento ciudadano entusiasta, que acompañe de cerca al gobierno municipal.

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Entrevistado por este diario, el intendente electo Mario Ferreiro, candidato de 8 partidos y cinco movimientos, puso el acento en la transparencia administrativa, “una demanda ciudadana que viene y es incontenible”, según sostuvo. En verdad, la administración de la Municipalidad capitalina se caracteriza por su oscuridad, incluso para los pocos ediles que desean controlar al ejecutivo comunal. El secretismo favorece la corrupción, como la reflejada en los sobrecostos de las contrataciones públicas. En este punto importa romper los vínculos entre los ediles –varios de ellos reelectos– y los oferentes, para que no se vuelva a sostener en una sesión de la Junta Municipal que poco o nada se haría si se tratara de averiguar quién se queda con el “vuelto”.

La corrupción también se refleja en el prebendarismo rampante. En la Municipalidad abunda el personal superfluo, integrado por operadores políticos de las autoridades comunales. La administración comunal no debe seguir siendo el “aguantadero” de politiqueros haraganes y sinvergüenzas. Según Ferreiro, “no hay más espacio físico para albergar a más funcionarios” y, como “ese modelo se agotó”, él solo va a “llevar a la gente necesaria”. Confiamos, por tanto, en que rechace con firmeza las presiones de quienes lo apoyaron en su campaña electoral y que las nuevas incorporaciones se limiten a los cargos de confianza.

Queda por ver cómo el nuevo intendente generará “una mística más productiva” entre tantos caraduras. Será una tarea difícil, para la que le deseamos mucha suerte. Es de suponer que para hacerles “trabajar” no se complicarán aún más los trámites burocráticos, que inducen al soborno para acelerar el papeleo. Al contrario: la concesión de las patentes o de los permisos no debe seguir insumiendo cuatro o cinco meses, como dijo Ferreiro.

La faena que le aguarda es ingente. Heredará un aparato administrativo corrupto e indolente, y tendrá enfrente a varios concejales que acaso seguirán traicionando el mandato popular. Por eso, conviene que los asuncenos y las asuncenas se acerquen al jefe comunal para ayudarle a limpiar la cloaca recibida, expresando inquietudes y denunciando irregularidades. Pueden hacerlo asistiendo a las audiencias públicas, que deberán ser convocadas con mayor frecuencia. Las Juntas Comunales de Vecinos deben ser revitalizadas.

Los pobladores deben tener una conducta civilizada, en el sentido de no agravar con su negligencia o con su falta de respeto a los demás el ya calamitoso estado en que se halla nuestra capital. Los funcionarios honestos pueden sacar a la luz las fechorías brindándole a la nueva administración toda la información que requiera, sin encubrir con su silencio a los bandidos. El mal entendido espíritu de cuerpo no debe amparar las corruptelas.

Será preciso, en fin, que se despliegue un movimiento ciudadano entusiasta, que acompañe de cerca al gobierno municipal, criticándolo cuando corresponda y proponiéndole soluciones, para que Asunción sea ese espacio acogedor en el que merecemos vivir y que por tantos años se nos ha negado.

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