Cumbre climática

Entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre, representantes de 195 países se reunirán en París para tratar de acordar medidas contra el “calentamiento global”. Según los expertos de las Naciones Unidas, si no se mitigara la emisión de gases de origen industrial, como el dióxido de carbono, aumentaría el nivel del mar y las inundaciones, las sequías y los huracanes serían más frecuentes. Es importante que el presidente de la República, Horacio Cartes, asista a la Cumbre de París, para presentar los compromisos asumidos por su gobierno con el fin de contribuir al control de los gases de efecto invernadero.

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Entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre próximo, representantes de 195 países se reunirán en París para tratar de acordar medidas contra el “calentamiento global”. Según los expertos de las Naciones Unidas, si no se mitigara la emisión de gases de origen industrial, como el dióxido de carbono, aumentaría el nivel del mar y las inundaciones, las sequías y los huracanes serían más frecuentes. Los graves efectos de ese cambio climático hacen necesario, pues, que los Gobiernos del mundo intenten concertar iniciativas para, al menos, limitar el progresivo aumento de la temperatura media global.

Como las cuestiones ambientales no reconocen fronteras, de poco o nada sirve lo que cada Estado haga o deje de hacer en su territorio: es preciso que haya unas políticas comunes, de alcance mundial, para resguardar el planeta de los impactos nocivos de la propia actividad humana. Por eso, es oportuno que el Presidente de la República asista a la Cumbre de París, para presentar los compromisos asumidos por su gobierno con el fin de contribuir al control de los gases de efecto invernadero.

Uno de ellos es el control efectivo de la deforestación, que en nuestro país alcanza enormes dimensiones por la corrupción y la insuficiencia de recursos humanos y materiales apropiados. Aunque apenas esté industrializado, el Paraguay está contribuyendo al calentamiento global, porque la tala indiscriminada de bosques libera el carbono retenido por los árboles. La ley de “deforestación cero” es letra muerta.

Esperemos que, a su vuelta, el presidente Cartes cumpla con la palabra que empeñe en la capital francesa, porque bajo su gobierno está siendo amenazado hasta el sensible parque natural de Cerro León, en el Chaco.

Otro de los compromisos que asumirá la delegación compatriota es aumentar los ingresos nacionales por la venta de servicios ambientales, algo con el que el Estado también está en deuda pese a que la ley otorga beneficios a quienes conservan sus bosques. De nuevo aquí la cuestión es, simplemente, cumplir y hacer cumplir la ley.

El Gobierno también se obligará en el foro mundial a aumentar el consumo de las energías renovables, como la eólica y la solar, aunque hasta ahora estas fuentes no han sido desarrolladas en absoluto, como si nos bastara con figurar entre los primeros productores mundiales de energía hidroeléctrica.

El ministro de la Secretaría del Ambiente, Rolando de Barros Barreto, se ufanó de que la participación del Paraguay en las emisiones de gases de efecto invernadero es mínima. Es mínima por la simple razón de que somos un país pobre y no precisamente porque las leyes ambientales tengan real vigencia.

Tanto autoridades como la sociedad civil deben hacer una autocrítica de su responsabilidad en esta importante cuestión, para adoptar decisiones y actitudes que contribuyan efectivamente a la protección del medio ambiente y a evitar el deterioro progresivo de nuestro planeta.

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