Erradicar la violencia homicida del fútbol

Nuevamente, el domingo pasado se produjeron actos de violencia en distintos lugares entre hinchas de Cerro Porteño y Olimpia, que dejaron un muerto, numerosos heridos y unos setenta detenidos. Mientras los expertos en disciplinas humanas averiguan cuál o cuáles son los factores anímicos que están enfermando la mente de estos jóvenes hinchas de fútbol y sugieran remedios apropiados, es impostergable tomar medidas prácticas inmediatas, porque la gravedad del peligro que actualmente se corre no va a aguardar por medidas correctivas de largo plazo.

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La violencia que en bandas juveniles genera el fútbol profesional en Asunción no es cosa nueva. Es un mal que viene agudizándose desde hace algunos años, habiendo causado ya numerosas víctimas fatales, la mayoría de ellas en plena juventud.

Nuevamente, el domingo pasado se produjeron actos de violencia en distintos lugares de la vía pública, entre grupos de hinchas de Cerro Porteño y Olimpia que se cruzaron camino al estadio y luego del partido. A consecuencia de los enfrentamientos, en los que hubo agresiones con armas de distinto tipo, resultó muerto un joven de apenas 18 años, quedando otros varios heridos, uno de gravedad, y unos setenta detenidos a raíz de los incidentes.

Además de la tragedia que significa para familiares, allegados y amigos la inútil pérdida de estas jóvenes vidas, estos hechos expanden su efecto maligno constituyéndose, asimismo, en un drama social, agudizando la sensación de inseguridad que ya prevalece en nuestro medio.

Las precauciones que desde hace algunos años la Policía viene tomando en los estadios solucionaron, al parecer, las grescas dentro de los mismos; pero el problema ahora se trasladó a la calle. Al principio las peleas y los actos destructivos contra vehículos y locales se perpetraban en los alrededores inmediatos. Ahora pueden suceder en cualquier punto de la ciudad, basta que dos grupos de distinta casaca se tropiecen en su marcha hacia o desde el lugar de la competencia.

Mientras los expertos en disciplinas humanas averiguan cuál o cuáles son los factores anímicos que están enfermando la mente de estos jóvenes hinchas de fútbol y sugieran remedios apropiados, es impostergable tomar medidas prácticas inmediatas, porque la gravedad del peligro que actualmente se corre no va a aguardar por medidas correctivas de largo plazo.

El Ministerio del Interior debería conformar un equipo de expertos que sugiera todas las medidas indispensables para impedir este tipo de enfrentamientos, capaces de causar tanto daño. No debe temblarles el pulso para imponer restricciones, duelan a quienes duelan y aun a riesgo de perjudicar económicamente a alguien. En la Argentina probaron la receta de que ciertos partidos se jueguen a puertas cerradas, sin público, o con la sola presencia de los hinchas locales, junto a otras precauciones. Es de desear que en el Paraguay no ocurra lo mismo, en una actividad que en nuestro país era –y lo sigue siendo– la principal atracción deportiva.

Las instituciones estatales que tienen a su cargo la seguridad pública ya deben haber pensado en varias medidas correctivas, considerando que no son hechos novedosos. Es importante entender que, mientras se las piensa, hay gente que se muere. Por de pronto, existen leyes punitorias de la violencia en el deporte que, aunque no sean lo suficientemente enérgicas, no se las aplica como debiera por la inutilidad de fiscales y jueces.

Entonces, es de esperar de las autoridades una reacción firme, inmediata, sin concesiones a nada o nadie, para frenar esta loca insensatez homicida que en competencias deportivas se apodera de nuestras calles y enluta a tantos.

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