Indignante explotación de la pobreza y la ignorancia

La diputada Perla de Vázquez, precandidata colorada a gobernadora de San Pedro, fue expulsada por los pobladores de un asentamiento por no haber cumplido con sus promesas anteriores de dotarles de casas, así como de un sistema de agua potable. Tal como expresó una vecina, la conducta de la repulsiva legisladora constituye una ofensa a la gente pobre, por querer aprovecharse de sus necesidades para obtener votos. Es bueno que los pobladores hayan defendido su dignidad y llamado la atención sobre la paradoja de que los políticos responsables de la pobreza y la ignorancia que atrofian a nuestro país traten de valerse de esas lacras para conservar o ampliar su poder. Sabedores de que las privaciones agudas pueden ser útiles para someter a quienes las sufren, esos políticos “chatarra” sin alma tratan de comprar conciencias distribuyendo o prometiendo donativos, muchas veces financiados con dinero público. Esta es una demostración más de que esta clase de políticos no tiene ningún interés en que la población eleve su educación ni su nivel de vida, para poder dominarla a gusto. Los mismos deben ser castigados con el voto y con el repudio público, allí donde aparezcan.

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La diputada Perla de Vázquez, precandidata colorada a gobernadora de San Pedro, fue expulsada por los pobladores de un asentamiento por no haber cumplido con sus promesas anteriores de dotarles de casas, así como de un sistema de agua potable.

El episodio arroja interesantes elementos para el análisis. Por ejemplo, tal como lo expresó una vecina, la conducta de la repulsiva legisladora constituye una ofensa a la gente pobre, por querer aprovecharse de sus necesidades para obtener votos, tal como lo ha venido haciendo esta aprovechadora desde hace treinta años. Este enfoque permite alegrarse de que los pobladores hayan defendido su dignidad y llamado la atención sobre la paradoja de que los políticos responsables de la pobreza y de la ignorancia que atrofian a nuestro país traten de valerse de esas lacras para conservar o ampliar su poder. Sabedores de que las privaciones agudas pueden ser útiles para someter a quienes las sufren, esos políticos “chatarra” sin alma tratan de comprar conciencias distribuyendo o prometiendo donativos, muchas veces financiados con fondos públicos. 

Esta parlamentaria repudiada ignominiosamente por los campesinos es una verdadera experta en manipular vilmente al electorado, utilizando para ello su afinidad política con el jefe del Poder Ejecutivo, Horacio Cartes. Para no ir más lejos, basta con recordar la rastrera arenga que hizo en guaraní a sus correligionarios reunidos en abril de este año, en un club de San Estanislao: “Me ofrecieron sortear hoy, además (de heladeras y dos motocicletas) tres Constituciones. ¿Y para qué?, les pregunté. Ya no hace falta leer ese librito’i, si ya sabemos lo que vamos a hacer. La enmienda ya está. La gente ya decidió. Y allí fuera hay diez camionadas de coquito, galleta, harina. Ninguno se va a ir con las manos vacías. Tenemos gaseosas, dos litros por persona, para que mañana, sentados, alcen sus pies y tomen”.

Esta es una demostración más de que esta clase de políticos no tiene ningún interés en que la población eleve su educación ni su nivel de vida, para poder dominarla a gusto.

Como se ve, la que alguna vez se calificó a sí misma de “puta” en una sesión plenaria de la Cámara Baja, reclama apoyos no solo para ella, sino también para el Presidente de la República. Con ese fin, se vale de los recursos de la Secretaría de Emergencia Nacional o de la Gobernación de su departamento, entre otras entidades públicas.

No obstante, entregar alimentos es una cosa, y otra prometer viviendas y agua potable, considerando que tales prestaciones escapan al ámbito de sus competencias, es decir, a sabiendas está mintiendo descaradamente a la gente humilde.

El problema es que la población de menores recursos lo ignora, y supone que una diputada por sí sola puede brindarles tales beneficios solo a cambio de su voto. Desde luego, lo mismo ocurre con otros legisladores o aspirantes a serlo, que anticipan grandes y concretos favores para los votantes como si cada uno de ellos pudiera diseñar el Presupuesto nacional de tal modo que sus promesas se conviertan en realidad.

Duele admitir que la falta de educación de muchos compatriotas, que no saben de las atribuciones de sus representantes por no haber leído nunca el “librito’i”, hace que sean fácilmente embaucados. 

Por su parte, fomentando la más grosera inmoralidad, el senador Mario Abdo Benítez, precandidato presidencial, afirmó que el 17 de diciembre correrá mucha plata del “cartismo” e instó a sus seguidores a que la acepten, pero que no pidan solo 100.000 guaraníes, sino 500.000, para terminar votando por él. O sea que Perla de Vázquez no está sola, ni mucho menos, en la ruin faena de contribuir a la perversión social, aprovechándose de la pobreza y de la ignorancia generada por esta clase de dirigentes políticos voraces que tenemos, que desde hace más de setenta años solo busca seguir medrando a costa del interés general. No solo se priva a nuestros compatriotas humildes de salud y de educación, entre otras cosas, sino que también se los degrada para mantener o ampliar el poder político y económico de sus verdugos. 

Los legisladores y políticos “chatarra” como los que tenemos –con pocas excepciones–, que no hacen docencia cívica sino que, por lo contrario, practican la indecencia con sus dichos y con sus hechos, deben ser castigados con el voto y con el repudio público, allí donde aparezcan, porque son un anquilosado y pesado lastre que frustra el desarrollo del país en todos sus órdenes.

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