Se ocultó información básica sobre el metrobús

La insistencia de nuestro diario en reclamar la revisión completa del proyecto “Metrobús” del MOPC, actualmente pendiente de aprobación en la Cámara de Diputados, se debe exclusivamente a sus numerosas lagunas y a que las críticas y objeciones más importantes no solo no han sido aclaradas por sus impulsores, sino que les han llevado a ocultar información, a fin de obtener la aprobación y el apoyo de la opinión pública. Ahora salió a luz que los mismos consultores del proyecto identificaron riesgos muy serios, que no se tomaron en cuenta ni fueron revelados a la ciudadanía. Después de revisar la espantosa lista de las dificultades enumeradas por los proyectistas, volvemos a preguntar: ¿Es correcto que los legisladores le cuelguen al próximo presidente, Horacio Cartes, ya antes de asumir, esta rueda de molino al cuello?

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La insistencia de nuestro diario en reclamar la revisión completa del proyecto “Metrobús” del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), actualmente pendiente de aprobación en la Cámara de Diputados, se debe exclusivamente a sus numerosas lagunas y a que las críticas y objeciones más importantes no solo no han sido aclaradas por sus impulsores, sino que les han llevado a ocultar información, a fin de obtener la aprobación y el apoyo de la opinión pública.

Para comenzar, el proyecto ofrece un flanco extremadamente débil en dos puntos: los inconvenientes que va a generar y la falta de normativa para regular ese tipo de servicio y su construcción. Los mismos consultores del proyecto identificaron riesgos muy serios, que no se tomaron en cuenta ni fueron revelados a la ciudadanía. Véase este resumen:

- Fuerte oposición en el sector de operadores del proyecto que, por un lado, “pueden sentirse excluidos y, por otro, pueden no tener confianza en que el proyecto se concrete”.

- La resistencia de las municipalidades involucradas.

- La falta de coordinación entre el MOPC, la Setama y la Dinatran, con los conflictos que estos dos últimos podrían generar y los obstáculos que podrían poner.

- “El marco legal y regulatorio del sector de transporte en Paraguay es insuficiente para la implementación de un sistema de transporte masivo, ya que no define la naturaleza del transporte masivo, no cuenta con una entidad que asuma las funciones de ente gestor, ni establece el carácter prioritario del transporte masivo frente a otros tipos de transporte urbano. Jurídicamente, el proyecto es susceptible al ataque de los sectores involucrados”.

- La imposibilidad de acceso al financiamiento por parte de los operadores actuales.

- La falta de fiscalización de los carriles exclusivos.

- Las dificultades por la demora en la entrega de instalaciones físicas, como la construcción de la sede del Centro de Control de Operaciones, que estaría a cargo de un contratista, y la instalación de la fibra óptica, que estará a cargo de Copaco. No se prevé el riesgo de que estos incumplan los plazos y las eventuales indemnizaciones debidas.

- La falta de coordinación entre las autoridades nacionales del tránsito y las tres municipalidades involucradas en el proyecto, en el tema de semaforización.

- La falta de “regulaciones claras para algunos procesos o tipos de contratos”, que supone riesgo de incumplimientos unilaterales; la falta de amparos de seguro para ciertos contratos; el riesgo no previsto de que autoridades posteriores tomen decisiones contrarias a las anteriores; la falta de cobertura contra demandas laborales, contra casos fortuitos y de fuerza mayor, por incumplimientos de pago; por eventuales cambios de decisiones fiscales y normas tributarias, riesgos de que el propio MOPC incumpla los requisitos legales de las licitaciones, de tipo cambiario, de alteración del volumen de usuarios del sistema.

- Los riesgos sociales y ambientales con empresarios, operadores, trabajadores, comerciantes formales e informales, terminales, sistemas de drenaje, ecológicos en general, durante y después del proceso, además de los riesgos tecnológicos y de la ausencia de un sistema de prevención de fraudes de parte de usuarios, entre otros.

- Y tal vez la parte más importante guarde relación con este punto: “Tarifas históricas muy bajas que harán necesario que se establezca un subsidio para la operación con el fin de que haya equilibrio financiero de los contratos”. Hasta ahora nos venían diciendo que la tarifa del metrobús no variaría con respecto a las del transporte actual.

Después de revisar esta espantosa lista de eventuales dificultades, elaborada por los propios consultores del mismísimo proyecto del metrobús del MOPC, volvemos a preguntar: ¿Es correcto que los legisladores le cuelguen al próximo presidente de la República, Horacio Cartes, ya antes de asumir, esta rueda de molino al cuello? ¿Está dispuesto el futuro presidente a asumir la responsabilidad por las muchas consecuencias negativas previsibles que promete la ejecución de este proyecto con los riesgos enumerados?

Parece demasiado lógico y sensato que tales peligros deben ser eliminados antes de que el Congreso apruebe el monto del crédito que se va a solicitar y, sobre todo, antes de que se comience a gastarlo. Los analistas recomiendan solucionar primero los inconvenientes no previstos o mal encarados en el proyecto, que, por su propia naturaleza, es fácil vaticinar que serán ásperos y complicados de resolver, habida cuenta de los numerosos intereses particulares encontrados que amenazará o lesionará, los que, previsiblemente, van a defenderse por todos los medios a su alcance.

Entre los políticos y altos funcionarios afectados por este proyecto del metrobús están los que ocultamente esperan obtener de él ganancias económicas particulares. El desarrollo del proyecto abarcará al menos tres jurisdicciones municipales inicialmente; allí habrá mucho dinero en juego en licitaciones y concursos, expropiaciones, indemnizaciones y compras directas, además de las consabidas asesorías técnicas, asociaciones con las ONG, etcétera, que supondrán ganancias de incalculables proporciones para los que tengan la sartén por el mango, debido a la cantidad de conflictos que se van a tener que negociar y los precios que se van a tener que ajustar.

Enfrente estarán los intendentes y concejales que quedarán encargados de responder a las quejas, manifestaciones y demandas del sector de la ciudadanía que se verá perjudicado por las obras y la explotación del servicio del metrobús, tal como está proyectado actualmente. Porque si el proyecto fracasa, cosa casi segura, va a producir tanto perjuicio a tanta gente, durante tanto tiempo, que tendrán que cargar con el costo político del mismo y olvidar sus sueños de reelección.

Sin cumplir esas condiciones sine qua non que citamos, se hace difícil comprender que el futuro presidente de la República acepte correr el grave riesgo de desgastarse, durante los cinco años de su período, peleando contra un montón de problemas, con el agravante de saber que fue posible evitarlos tomando una acertada decisión.

La prudencia es la única manera de cautelarse para él y para la ciudadanía en este asunto del metrobús. El presidente Horacio Cartes debería hacerles ver a los miembros de la bancada de su partido en la Cámara de Diputados que conviene a todos evitar los desagradables problemas que acarreará cualquier decisión precipitada sobre el caso, y que deberían rechazar la aprobación del crédito solicitado para dar y darse tiempo para una revisión completa del mismo. Luego de hacerse cargo del gobierno, las nuevas autoridades tendrán a su disposición todos los elementos necesarios para asegurar que la decisión final sea técnicamente inobjetable, económicamente realista y útil para varias generaciones.

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