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MBUYAPEY, Dpto. de Paraguarí (Aldo Lezcano, corresponsal). La oficina del Juzgado de Paz de esta comunidad, ubicada a 170 kilómetros de Asunción, sigue funcionando en una precaria casita de 2 piezas cedida por la Municipalidad. Las dependencias constan de una sala de espera, donde está instalada la secretaría y el despacho de la jueza Graciela Scala.
El piso, las paredes y el techo presentan grandes fisuras y grietas, por lo que en los días de lluvia el local se llena de agua. También los tirantes están desprendidos y fueron apuntalados con maderas, para evitar que se caigan.
Igualmente, las ventanas y las puertas ya están podridas y el amoblamiento no pasa de dos mesas viejas e incómodas sillas y un horrible armario que sirve de archivo. Para los visitantes se torna complicada la permanencia en el lugar, debido al olor nauseabundo de las paredes humedecidas.
Al fondo del patio se encuentra una letrina común con dos compartimientos que ni siquiera cuentan con puertas o cortinas. Solamente es utilizada por los hombres como mingitorio.
Ante la precariedad del local, las mujeres que acuden al juzgado no tienen otra alternativa que recurrir al sanitario de algún vecino piadoso.
En los días de calor el drama empeora, ya que ni siquiera puede ser instalado un ventilador debido a que el local no cuenta con el servicio de energía eléctrica.
Los pobladores responsabilizan de la situación a la jueza Scala.
Destacan que hace más de seis años ocupa el cargo, siempre promete que se va a arreglar el local, pero no hace absolutamente nada.
Cómoda
La intendenta de Mbuyapey, Ana de Aponte (PLRA), visitó el local con la intención de ofrecer alguna ayuda para el mejoramiento de la infraestructura, que presenta una lamentable imagen de la ciudad. Sin embargo, la jueza Scala, quien está en el lugar desde hace más de 6 años, con descortés respondió: "A mí no me preocupa absolutamente; su reparación es de exclusiva responsabilidad de la Corte Suprema que en cualquier momento lo pondrá en condiciones", dijo y rechazó el apoyo comunal.
Por otro lado, expresó que se siente cómoda y a gusto en el local y confía en que el techo no se va a caer.
Respecto al sanitario acotó: "Yo ya eduqué mi cuerpo por suerte, hago mis necesidades antes de venir y listo". Consultada referente al secretario, que incluso tiene una pierna amputada, y los concurrentes que también necesitan del baño, dijo que "es problema de ellos".
La intendenta Aponte comentó que intentos anteriores para el mejoramiento del local resultaron estériles debido a la oposición de la jueza. "Aparte de ser un local muy feo, se constituye en un gran peligro", afirmó.
El piso, las paredes y el techo presentan grandes fisuras y grietas, por lo que en los días de lluvia el local se llena de agua. También los tirantes están desprendidos y fueron apuntalados con maderas, para evitar que se caigan.
Igualmente, las ventanas y las puertas ya están podridas y el amoblamiento no pasa de dos mesas viejas e incómodas sillas y un horrible armario que sirve de archivo. Para los visitantes se torna complicada la permanencia en el lugar, debido al olor nauseabundo de las paredes humedecidas.
Al fondo del patio se encuentra una letrina común con dos compartimientos que ni siquiera cuentan con puertas o cortinas. Solamente es utilizada por los hombres como mingitorio.
Ante la precariedad del local, las mujeres que acuden al juzgado no tienen otra alternativa que recurrir al sanitario de algún vecino piadoso.
En los días de calor el drama empeora, ya que ni siquiera puede ser instalado un ventilador debido a que el local no cuenta con el servicio de energía eléctrica.
Los pobladores responsabilizan de la situación a la jueza Scala.
Destacan que hace más de seis años ocupa el cargo, siempre promete que se va a arreglar el local, pero no hace absolutamente nada.
Cómoda
La intendenta de Mbuyapey, Ana de Aponte (PLRA), visitó el local con la intención de ofrecer alguna ayuda para el mejoramiento de la infraestructura, que presenta una lamentable imagen de la ciudad. Sin embargo, la jueza Scala, quien está en el lugar desde hace más de 6 años, con descortés respondió: "A mí no me preocupa absolutamente; su reparación es de exclusiva responsabilidad de la Corte Suprema que en cualquier momento lo pondrá en condiciones", dijo y rechazó el apoyo comunal.
Por otro lado, expresó que se siente cómoda y a gusto en el local y confía en que el techo no se va a caer.
Respecto al sanitario acotó: "Yo ya eduqué mi cuerpo por suerte, hago mis necesidades antes de venir y listo". Consultada referente al secretario, que incluso tiene una pierna amputada, y los concurrentes que también necesitan del baño, dijo que "es problema de ellos".
La intendenta Aponte comentó que intentos anteriores para el mejoramiento del local resultaron estériles debido a la oposición de la jueza. "Aparte de ser un local muy feo, se constituye en un gran peligro", afirmó.