Para padre de uno de los ocho militares asesinados, el caso va camino al oparei

Demetrio Candia (72), padre de Hugo Candia (28), uno de los ocho militares asesinados por el EPP en Arroyito el 27 de agosto de este año, dice que el crimen va camino al “oparei (impunidad)”. Afirma que hay datos que no convencen y que el presidente de República, Horacio Cartes, prometió una lucha frontal contra el grupo criminal, pero ni siquiera se anima a destituir al ministro del Interior y a quienes “regalaron” la vida de los uniformados.

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ACAHAY, Dpto de Paraguarí (Aldo Lezcano, Corresponsal). Los familiares de los ocho militares, víctimas del ataque del 27 de agosto de este año en Arroyito, distrito de Horqueta, piden justicia. En el terrible atentado adjudicado al autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo murieron asesinados Félix Fernando Fernández Duarte, Lucio Dejesús Torrasca Galván, Eder Ramón Arias Cáceres, Robert Fabián Cañete Pereira, Hugo Alberto Candia Benítez, Genaro de Jesús Arias Palacios, Pablo Farías y Sergio Daniel López.

Don Demetrio Candia (72) es padre del sargento primero de Infantería Hugo Alberto Candia Benítez (28). Pese a padecer múltiples problemas de salud, para poder generar ingresos económicos para el sustento de la familia se vio obligado a retomar las tareas del campo que ya tenía prohibidas.

El viernes lo encontramos carpiendo una plantación de hinojo en la compañía Virgen de Fátima, en medio del cerro Acahay, donde tiene su vivienda.

Candia recuerda a su hijo como un joven muy trabajador. “Era mi compañero inseparable en la chacra. De la producción y venta de remedios yuyos logramos que el pueda llegar a ser militar”, expresa.

Don Demetrio Candia recuerda que su hijo ingresó en la milicia en 2008 y que antes de que le asignaran la tarea de integrar la FTC le tocó custodiar bancos en el departamento del Guairá. Menciona que su hijo trataba de omitir muchas cosas relacionadas a su labor para que su familia no sufriera.

Comenta que mientras pasan los días y las semanas el caso va hacia la impunidad y el olvido para los mandamases y el pueblo sufrido que tiene corta memoria. Sin embargo, para las familias afectadas el dolor se agiganta cada vez más y sus vidas tuvieron un giro brusco y muy doloroso, dice.

Explica que busca sobrellevar la situación, pero que con su esposa Ramona Benítez (57) y los diez hijos que quedan están más desconsolados al percatarse de la actitud indiferente de los gobernantes, que ni siquiera buscan aclarar lo ocurrido.

Dudas de don Demetrio

Llama la atención de don Demetrio Candia que su hijo haya sido asesinado después de entregar la guardia. Recuerda que ese 27 de agosto se comunicó con la novia y le dijo que ya se dispondría a dormir para descansar tras 24 horas de guardia. Explica que precisamente esa tarde ya tendría que viajar a Villarrica después de completar tres meses en el norte.

“Sin embargo, fue enviado (a Arroyito) en su hora de descanso, fuera del horario de servicio, desprotegido y a merced de los asesinos”, señala Candia, quien expresa muchas dudas acerca del suceso fatídico y más aún después de conversar con militares, “que ya no quieren trabajar en la zona”.

El acongojado padre de familia supone que habría desvíos de los fondos asignados a la FTC, pues su hijo le relataba que compraba proyectiles y uniformes para ir al norte, donde muchas veces también compraba alimentos.

A las dudas y cuestionamientos de don Demetrio suman otros de los ciudadanos, como el hecho de que hayan enviado a luchar contra el EPP a militares sin entrenamiento para esa difícil tarea. Hugo Candia no tenía más experiencia que la de custodiar bancos del Guairá, según lo relatado por sus propios familiares.

Abandonados

Don Demetrio Candia sostiene que hasta el momento solo recibieron la solidaridad de los superiores de la unidad militar, con sede en Villarrica, donde estaba asignado su hijo, el sargento de Infantería Hugo Candia. Criticó al Presidente, Horacio Cartes, por haber anunciado una lucha frontal contra el EPP, pero que ni siquiera haya destituido al ministro del Interior, Francisco de Vargas, y a los jefes de la Fuerza de Tarea Conjunta, que “regalaron la vida de los militares a los asesinos”.

Cuestiona el tipo de transporte asignado a los militares aquel día del atentado y que hayan utilizado solo uno a sabiendas de la peligrosidad de la zona. “Indiscutiblemente la realidad es otra. Acá nos mienten”, dijo.

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