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La decisión permite a las autoridades locales prohibir el diésel viejo y sucio en los centros urbanos.
La Corte no impone por sí misma esas prohibiciones, pero deja a las autoridades municipales la potestad de hacerlo. No obstante, aboga por actuar de forma “proporcional” y gradual, empezando por los vehículos más antiguos.
Los autos diésel más antiguos son considerados como mayoritariamente responsables de la contaminación por óxidos de nitrógeno, posibles causantes de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
La canciller Angela Merkel intentó minimizar el alcance de la sentencia, y recordó que no se aplica “a todo el territorio ni a todos los automovilistas”.
Según sus cálculos, más de 10 millones de vehículos que circulan en Alemania podrían verse afectados.
Los constructores como Volkswagen (VW), Daimler y BMW han implementado nuevos programas en millones de vehículos diésel para reducir las emisiones contaminantes.