Correa, entre la derrota política y la sospecha judicial por corrupción

El autoritario expresidente ecuatoriano Rafael Correa declaró ayer ante la justicia de su país por un presunto caso de corrupción durante su gobierno, apenas horas después de su dura derrota electoral en un plebiscito donde el voto popular le cerró las puertas para un eventual regreso al poder. Una racha de reveses con aires de final para quien fue el hombre más poderoso de Ecuador.

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GUAYAQUIL, Ecuador (AFP). El domingo los ecuatorianos bloquearon mediante un referendo la posibilidad de que Correa recuperara el poder en 2021, y, de paso, enterraron algunas de las reformas que promovió este temperamental líder de izquierda de 54 años.

Aún con la herida abierta, ayer rindió testimonio ante la Fiscalía, en Guayaquil, sobre un presunto perjuicio al Estado en la venta de petróleo a China y Tailandia. De momento, no enfrenta cargos en el marco de una indagación previa.

El exgobernante, que en diez años en el poder (2007-2017) mostró un talante autoritario, alega que esto es una “persecución política” contra él.

El domingo, los ecuatorianos también decretaron la “muerte política” para los condenados por corrupción, al aprobar otro punto del referendo que inhabilita a ocupar cargos públicos a dichas personas.

“No tienen de qué acusarnos pero están desesperados. Buscan meter preso a Correa porque lo odian, judicializar la política, que no pueda salir del país”, dijo el exmandatario a la prensa tras declarar por varias horas.

El politólogo Simón Pachano aseguró que la aprobación en el referendo, con 74% de los votos, de la pregunta sobre corrupción “significa la muerte civil, y eso le puede excluir (a Correa) de toda la política si tiene una condena, como parece que puede ocurrir”.

Tras desafiliarse del partido que fundó debido a una pugna de poder con el presidente Lenín Moreno, Correa dijo hace dos semanas que apoyará a sus seguidores para crear un nuevo movimiento político, pero que no lo liderará.

Ayer reiteró que “por lo pronto” no participará “en nada” que incumba a la política. 

Correa formó parte de la ola socialista filocomunista que sacudió a América Latina en los últimos años.

Fue implacable con cualquiera que pensara distinto a él, mostrando en cada intervención su carácter autoritario.

Hasta hace menos de un año nadie creería que su aparente fracaso podría venir de la mano del que fue su vicepresidente y ahora enemigo político: Moreno, promotor de la consulta que podría significar el ocaso del correísmo.

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