Delicada operación en ciudad china para limpiar toneladas de cianuro

Las autoridades chinas se esforzaban ayer en limpiar cientos de toneladas de cianuro altamente tóxico en el lugar donde se produjeron las explosiones de Tianjín, mientras persiste el miedo a la contaminación y el balance de muertos aumentaba a 114.

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TIANJÍN, China (AFP).El vicealcalde de Tianjín, He Shushan, confirmó que “unas 700 toneladas” de cianuro de sodio estaban almacenadas en el depósito donde se originaron las potentes deflagraciones en esta ciudad portuaria de 15 millones de habitantes, la noche del miércoles al jueves.

El funcionario anunció en conferencia de prensa que se están efectuando operaciones de limpieza a gran escala, “muy difíciles y delicadas”, en esta megalópolis situada a 140 km al sureste de Pekín.

Las tareas de limpieza se están viendo dificultadas por la cercanía de 16.500 contenedores en el puerto, y por el miedo a que la lluvia prevista por la noche propicie la propagación en el aire de cianuro de hidrógeno, un gas altamente tóxico que causa asfixia y puede provocar una muerte rápida.

Según los medios chinos, la empresa gerente del depósito incriminado, en una zona industrial de Tianjín, tenía almacenadas cantidades de cianuro de sodio 30 veces superior a lo autorizado.

Los equipos de socorro han construido barreras a base de sacos de arena y tierra para delimitar una zona de 100.000 m² alrededor del lugar de las explosiones, y evitar así fugas de cianuro y otros componentes químicos contaminantes, dijo el vicealcalde de Tianjín.

Análisis de muestras de agua recogidas cerca al lugar de las explosiones revelaron el domingo niveles de cianuro 27,4 veces mayor de lo normal, según las autoridades.

Y se detectó cianuro de sodio hasta 1 km de allí, pero no fuera de la “zona de aislamiento” delimitada por las autoridades, aseguraron. También se descubrieron rastros en el mar, según la agencia Xinhua.

A la zona fueron enviados expertos militares en armas nucleares, químicas y bacteriológicas, así como especialistas en cianuro de sodio, una sustancia que se presenta en forma de polvo cristalino.

La alcaldía se esfuerza en convencer de que el aire y el agua de la ciudad de Tianjin no suponen ningún peligro, pero los habitantes y las familias de las víctimas no se lo creen mucho.

“Den un futuro limpio a nuestros hijos”, reclamaron ayer en una manifestación decenas de vecinos, cuyos apartamentos se encuentran a 600 metros del lugar de las explosiones.

Sus edificios, ahora inhabitables, quedaron reventados por las deflagraciones, que hicieron volar las ventanas haciendo llegar pedazos de cristal a una distancia de tres kilómetros.

El último balance de la catástrofe, actualizado ayer, subió a 114 muertos. Setenta personas estaban desaparecidas, aunque algunas de ellas podrían estar entre los 60 cadáveres todavía no identificados. Igualmente fueron hospitalizadas más de 700 personas.

La presión se acentúa sobre las autoridades locales de Tianjín, acusadas de laxismo al haber aprobado la construcción de ese depósito de componentes químicos tóxicos a menos de un kilómetro de zonas residenciales, vulnerando las normas chinas de seguridad.

La Justicia anunció el domingo la apertura de una investigación para determinar si hubo “abusos de poder o faltas por negligencia”, según la agencia oficial Xinhua, lo que abre la vía a eventuales procesos a funcionarios locales.

En un gesto inhabitual, la prensa oficial china denunció ayer la pésima comunicación de las autoridades locales de Tianjín y la falta de transparencia del gobierno local.

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