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RÍO DE JANEIRO (AFP). Rousseff, de 66 años, que quiere ampliar con un nuevo mandato los 12 años que lleva el Partido de los Trabajadores (PT) en el poder, realizó ayer una caminata por las calles de Porto Alegre, donde vota hoy, en un intento por animar a los millones de indecisos que pueden definir el balotaje.
Aécio Neves, un exsenador y exgobernador de 54 años del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), agendó una visita al túmulo de su abuelo, el presidente electo Tancredo Neves fallecido antes de asumir en 1985, en su estado natal de Minas Gerais, cuyo electorado disputa ferozmente con la presidenta.
Tras la campaña más ajustada y confrontada de la historia reciente de Brasil, Rousseff aventaja por entre seis y ocho puntos a Neves, según las últimas encuestas divulgadas la noche del jueves.
La corrupción marcó este final de campaña, en este país indignado con los escándalos de desvíos de dinero público, como reflejaron las masivas manifestaciones callejeras de 2013.
Neves abrió el último debate entre los dos candidatos la noche del viernes en la TV Globo, con información de la revista opositora Veja, que adelantó su publicación al viernes para denunciar que tanto Rousseff como el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva sabían de desvíos de dinero de la petrolera Petrobras.
Según Veja, Alberto Yousseff, un empresario preso desde marzo acusado de comandar una gigantesca red de lavado de dinero, dijo a la justicia que Lula y su delfinesa “sabían todo” sobre la corrupción en la estatal.
Yousseff y un exdirector de Petrobras, Paulo Roberto Costa, denunciaron sobreprecios en contratos de constructoras con la petrolera destinados a financiar al PT y a partidos y políticos aliados.
Rousseff calificó esas denuncias de terrorismo electoral y anunció que se defenderá en la Justicia.
La prensa brasileña destacó de nuevo este sábado las declaraciones de Yousseff contra Lula y Rousseff.
Rousseff y Neves, que según Folha destinaron una cuarta parte de su campaña electoral a atacarse y apenas 12% a presentar sus propuestas, se disputan principalmente una clase media del sur y sureste, dividida en partes iguales entre ambos.