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A ello se suma el desgaste del Gobierno comandado por el presidente Michel Temer, quien, golpeado por varios escándalos de corrupción, no ha conseguido llevar adelante su principal bandera, la reforma del sistema de pensiones y jubilaciones, coinciden economistas.
La combinación de estos factores ha empujado a los analistas del mercado financiero a revisar a la baja las previsiones de crecimiento de la economía en 2018.
En tan solo un mes, los economistas rebajaron 0,26% la proyección para 2018, un año marcado por la celebración de unos comicios totalmente imprevisibles cuando faltan menos de tres meses para su celebración.
Los sondeos de Data Folha e Ibope sitúan al expresidente Lula da Silva a la cabeza, pero el antiguo líder sindical está preso desde abril e inhabilitado en función de una condena en segunda instancia por corrupción pasiva y lavado de dinero.
Sin Lula, las encuestas, hasta ahora, hablan de un escenario atomizado liderado por el ultraconservador Jair Bolsonaro (17 %), seguido por la ecologista Marina Silva (13%), el laborista Ciro Gomes (8%) y el socialdemócrata Geraldo Alckmin (6%).
“La incertidumbre política es un problema de fondo, pero ha tomado mucha fuerza. La incertidumbre es muy grande y no hay candidato de centroderecha que agrade al mercado. Estamos muy a la derecha o muy a la izquierda”, afirmó el presidente del Orden de Economistas de Brasil (OEB), Manoel Enriquez García.
Además las proyecciones del PIB han absorbido las consecuencias de la huelga de los camioneros que paralizó Brasil en mayo pasado. Este paro afectó a sectores estratégicos y generó una fuerte caída de la actividad económica del país en el quinto mes del año.
Para los expertos, las proyecciones económicas para este año todavía pueden ser rebajadas y, según el presidente de la OEB, si “las cosas continúan de esta forma”, el PIB podría crecer tan sólo un modesto 0,5 % en 2018.