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En el edulcorado documento final permanecen las diferencias en temas importantes y en los nudos cruciales, a partir de la propia pulseada entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE) por los derechos aduaneros.
Aunque es cierto que el presidente estadounidense Donald Trump utilizó tonos más conciliadores en relación a sus socios del G7, mantuvo una férrea postura sobre el comercio con EE.UU.
“Estados Unidos fue tratado injustamente en el comercio –dijoTrump–, yo no hecho la culpa a otros, sino la culpa es de nuestro líderes pasados. Hemos perdido 817.000 millones de dólares en el tema comercial, es ridículo e inaceptable”.
Y sobre los derechos aduaneros impuestos el 1 de junio, el presidente estadounidense afirmó que no se ha movido un milímetro.
Dijo que más bien saltó hacia adelante, enviando un mensaje claro a los socios europeos: “si piensan en represalias están cometiendo un error”.