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Japón es el segundo mayor productor mundial de residuos plásticos per cápita después de EE.UU. y hasta hace poco el mayor exportador de esta basura a China, y aunque cuenta con un desarrollado sistema de separación y reciclado, en la práctica sólo reutiliza una pequeña parte del plástico desechado.
El archipiélago nipón generó 8,99 millones de toneladas de basura plástica en 2016, de los cuales 1,38 millones se exportaron a otros países para su reciclado o incineración (80% a China), y otros 0,69 millones se reciclaron a nivel doméstico, según datos oficiales.
Casi un cuarto de los plásticos recolectados en Japón son reutilizados, aunque organizaciones como Greenpeace critican que ese porcentaje incluya los materiales reciclados como los incinerados con la consiguiente emisión de gases contaminantes.
En Japón aumentó durante los últimos años el volumen de residuos de este material por su uso habitual en embalajes de alimentos frescos para llevar.
El sector privado nipón, por su parte, expresó su preocupación por el impacto económico que tendrá la nueva normativa nipona que contempla expandir el uso de materiales biodegradables como sustitutivos del plástico, puesto que resultan más caros.